viernes, 26 de marzo de 2010

Misa de honras


Recién ahora cobra dimensión para mí la presencia de personas cercanas o amigas o conocidos en los velorios, los entierros, las misas, antes lo consideraba una simple formalidad que sólo tenía una función social pero puedo entender que es más que eso, la presencia genera una energía, una solidaridad que realmente reconforta cuando uno ha tenido una pérdida, legitima el duelo y te ayuda a superarlo. Incluso cuando ha habido lejanía y conflicto, todo parece tomar otro matiz. Es lo que he sentido ahora en la misa de mi abuelito y en todo este tiempo desde su partida y realmente me ha hecho bien la mano amiga, la palabra, el sentimiento común. No sé si porque quizá antes era demasiado pequeña para darme cuenta o porque no se había ido nadie tan cercano, alguien como mi abuelo con quien tengo una vida de estar cerca, una larga suma de recuerdos. Tomaré sin duda ahora más en serio el confort que yo también puedo proporcionar a los demás con mi presencia en tristes ocasiones de duelo.

Mi primo Alexis tocó el violonchelo en la misa y estuvo mi tío Carlos presente, quien no pudo estar para el entierro, además de varias otras personas más acompañándonos. Se hizo en la capilla del convento San Antonio de Padua pero muchas personas se confunden y se van a la iglesia, también ocurrió así en el velorio de mi tía Flora. De modo que mi abuelito tuve dobles predicaciones. Por otro lado no es que quisiéramos hacer la misa en el sentido de que casi ninguno de nosotros es católico (especialmente cuando luego de pagar vimos un cartel del día por el "no nacido") pero nos parecía necesario que haya una ceremonia conjunta. En realidad hay pocas alternativas a este rito, ya luego se me ocurrió que una posibilidad sería hacer una meditación al estilo del raja yoga, como se hace en Brahma Kumaris, que es una forma también de mandar energías al alma y comunicarse con el universo.

Nuevamente el estar juntos es una manera de mantener viva la imagen y el recuerdo de mi abuelo de quien ayer fue su cumpleaños. Aquí, una foto en el parque cuando todavía podía caminar. Mi abuelo nunca miraba a la cámara siempre salía viendo hacia otro lado. Seguro que el duelo continúa en cada quien y su presencia se mantiene en cada corazón.

2 comentarios:

  1. Querida Bicho: es exactamente como dices, el poder compartir con los otros da un sentido diferente al duelo y éste se aligera o se "traga" con mayor facilidad.
    Ese aprendizaje se obtiene al atravesar este infortunio de ver partir a gente querida, a gente cercana, a gente que creemos inamovible en nuestra existencia.
    Tu reflexión me dice que has procesado, madurado y deglutido el asunto y ello me consuela.
    Qué lindo que Alexis pudiera tocar ese día!

    ResponderEliminar