jueves, 4 de marzo de 2010

Preciosa


Lo primero que me ha quedado de ver la película Precious, es que no debo comer tanta canchita (palomitas, pop corn). Es que hay un tamaño gigante, del que te hacen refill y termina siendo too much, pero como buena peruana, si no le sacas el jugo a lo gastado no estás tranquila, pues ahí te ves comiendo canchita por toneladas. Lo segundo es que aunque era una historia muy violenta creo que fueron bastante discretos con la exhibición de la misma, por lo que se usan más las sugerencias y elipsis que las escenas directas y explícitas, lo cual agradezco especialmente en cuanto al tema de la violación porque ya estoy afectiva y físicamente agotada de ver mujeres siendo violadas sistemáticamente en una de cada dos películas. Las actuaciones me gustaron y creo que apesar de la dura y difícil vida que tiene Precious, la mayor enseñanza es que logra salir adelante, aunque sin duda eso no sea posible para todas las mujeres, jóvenes, adolescentes, afrodescendientes, que deben padecer violencia, maltrato y una castración real y simbólica de su capacidad como seres humanos. Pero el personaje que me sacó de vueltas fue la madre, he visto muchas películas, he leído varios libros en los que se describe la atmósfera mental de una mujer con una poquísima autoestima, yo misma siento que mi inseguridad y la de muchas amigas que conozco es en menor escala parte de ese terrible lastre de no ser el sacrosanto sujeto universal de la historia, pero esta mujer de verdad que tenía una mazamorra en el cerebro y en el corazón. Y de Precious, me sorprendió su fortaleza y sobre todo su vocación por la maternidad, por el cuidado y la responsabilidad a pesar de su poca edad. Los personajes secundarios también me gustaron mucho, la guapísima profesora, las compañeras de clase, los bebés. Creo que vale muchísimo la pena ver la película y a correr porque quizá no esté mucho tiempo en nuestra cartelera.

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