domingo, 7 de marzo de 2010

Si gana la teta, gana el Perú


Tengo que hacer una revisión personal sobre lo que pienso de la nominación de La teta asustada. Primeramente tomé el hecho como algo positivo, evidentemente, pero no avisoré la movilización afectiva que tendría. Recuerdo que vi en el facebook un post en el que decían que saber de la nominación les había hecho hasta llorar. Me pareció excesivo y exagerado, porque no había hecho todavía la ecuación Teta=Perú. De otro lado, sabemos además de que en el mundo de los concursos cinematográficos, si bien el Óscar es el más famoso, el único que se transmite en vivo a nuestras casas, como parte de la invasión simbólica yanqui, no es el que tiene más prestigio en términos artísticos, porque la estética norteamericana ha privilegiado un estilo del que yo particularmente me canso con facilidad y creo que sobre todo el cine europeo es mucho más rico y más variado, toca tema más trascendentales sin tanto melodrama, sin tanto thriller, pero es al que no todos tienen acceso real, porque hay que educarse en una sensibilidad distinta, un ritmo diferente para soportar varios minutos de una historia en la que supuestamente "no sucede nada". Igualmente creo que desde hace ya diez años el cine latinoamericano está cobrando una fuerza importante, aunque sigue siendo visto por sólo una minoría, el festival de Lima nos ha traído grandes películas. Por todo ello, si bien la nominación me parecía algo digno de celebrar, tampoco me parecía para tanto. Objetivamente además, hubiera sido necesario conocer las otras películas para dar una opinión con conocimiento de causa sobre cuál debería ser la ganadora.

Sin embargo, ahora, cuando todo el Perú se ha movilizado, se han unido corazones, se han hasta trasgredido fronteras de clase y raza (siempre desde el interés económico), veo El Comercio de hoy casi dedicado a La teta asustada, a Magally Solier y Claudia Llosa junto a la estatuilla y yo también me emociono y aún sin saber si es mejor que las otras películas, quiero que gane el Perú. He visto un documental que le hacen a varios de los personajes que salen en la película, ninguno de ellos actores profesionales, sólo pobladores de Manchay que han centrado toda su expectativa en esta nominación y me doy cuenta de la gran posibilidad del cine, aquella que ha sido utilizada tantas veces y de la que ojalá a raíz de esta vivencia, nosotros también retomemos como un vehículo de integración nacional. Y es que lo que ha identificado a estas personas con la historia es el ser ayacuchanos, como Magally y como los personajes retratados, el haber padecido la guerra interna y el vivir en Manchay. Y en ese "todos somos la teta", también nos unimos con ese sentimiento y esa realidad, tantas veces dejada de lado y olvidada.

También es verdad que muchas personas, personajes públicos, ilustres comentaristas e intelectuales han ratificado su abversión hacia la película, una película que justamente tiene la virtud de crear un diálogo nacional, de sacar a flote posturas contrarias, viscerales, miedos, prejuicios, porque todo eso se moviliza cuando algo "nos gusta" o "no nos gusta", el gusto no es neutral ni está fuera de una ideología, de una manera de pensar, de una manera de sentir.

Me reafirmo en que Madeinusa es para mí una película mucho más lograda, pero hay muchas virtudes en La teta asustada, como la de sacar a la luz la historia más dura del Perú, la del dolor de la guerra y el racismo, que no pueden desdeñarse y que a su vez, quizá lo que más ha molestado, sea una historia, un padecer con el que muchos hombres, portavoces de opinión, no pueden identificarse, no pueden sentir en su cuerpo y es que por el cuerpo, queramos o no, es que pasan la mayor parte de nuestras ideas.

Para mí la nominación es ya un indicio de que tiene posibilidades de ganar pues creo que pocas veces han incluido una película tan alejada de la estética y la realidad norteamericana, por lo que es posible que tenga opciones. Si gana su poder será muy positivo creo para nuestro país y si pierde debería de serlo también, dejarnos la convicción de que nuestro país tiene mucho que dar. Pero lo que más me emocionaría es que los miles de habitantes de Manchay, así como de Huanta, en Ayacucho, de donde es oriunda Magally, que verán en pantalla gigante la entrega de los premios Óscar (cosa que no ha ocurrido antes y que no ocurriría si no estuviera la teta nominada), se llenen de alegría, de esperanza, de regocijo al ver un galardón en manos de quienes han tenido al lado, han pasado por sus calles y que ello les impulse, les ratifique sobre la vida, sobre el poder del canto quechua, de su dolor, un poder transformador, curador para todas y todos. Que se den cuenta que así como se alcanza la estatuilla el Perú puede alcanzar el sueño de ser mejor, más justo, más habitable, que luchemos, sigamos luchando por ello. Y es algo que el Óscar puede movilizar y no movilizan los otros premios (que ya han sido ganados) creo que en parte por la imposición simbólica de norteamérica (la cual en ningún momento tenemos que perder de vista, para no perder el ojo crítico) pero también por la posibilidad de ver, de estar ahí en el mismo momento, en el transcurrir de los hechos.

La decisión del jurado no será sencilla, elegir entre películas tan diversas debe ser algo muy difícil. Por eso también hoy nos guiamos por la sola razón del corazón para que gane la teta y ojalá también el Perú.

1 comentario:

  1. para mi fue la mejor pelicula peruana que halla visto poruqe te trasmite ese sentimiento d tristeza sin necesidad d q el personaje t lo diga, yo pienso que debio ganar pero de por si ya es un gran logro para el cine peruano y lo admiro mucho.

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