lunes, 20 de agosto de 2012

México: check list

Cuando vas de visita o incluso si vives en una ciudad por un largo periodo o toda tu vida siempre quedan lugares pendientes por visitar, cosas pendientes por hacer, restaurantes o bares o cafés que conocer. Las ciudades son universos inmensos, cambiantes, maravillosos. Muchas veces la posibilidad de mostrar la ciudad a otro te permite acortar la lista de pendientes, otras es una razón para conocer lugares no planificados, todo dependerá de los gustos y las necesidades de la otra persona. Es así que he dejado listas de pendientes de todas las ciudades a las que he tenido el gusto de visitar, tanto como en aquellas en que he tenido el placer de vivir. En esta oportunidad, al estar en México, me propuse acortar mi lista pues se trata de cosas demasiado populares o importantes para dejarlas por más tiempo esperando. Es así que visité el Palacio Nacional y vi los murales de Diego Rivera. Caminé por el Jardín Botánico de la Unam. Conocí el Museo de la Bola y la Iglesia de la Conchita. Caminé por el Parque Hundido y por los Viveros de Coyoacán. Visité la galería del Centro Cultural de España, en donde por suerte encontré una exposición sobre los 25 grupos de rock mexicanos que marcaron la historia de la música. Trajiné hasta la Isla de las Muñecas en Xochimilco, mítico lugar que por momentos pensé inexistente, puro mito; o que vislumbré tenebroso, peligroso y fatal, como felizmente no fue, aunque sí un poco espeluznante. Probé la sazón yucateca, la novo comida mexicana, la cerveza artesanal, en nuevos restaurantes de los que para variar no recuerdo el nombre (pero cuando quieran los llevo). Revisité el Munal para ver una exposición de surrealismo y el Palacio de Bellas Artes para ver una (minúscula) exposición de Edvard Munch, así como la de una directora finlandesa Erija-Lissa Ahtila y volver a ver (rápidamente) una de los expresionistas alemanes que ya habíamos visto en Nueva York. Es así que mi check list se redujo un poco pero aparecieron nuevas cosas por hacer, por repetir, además de la siempre gustosa y pendiente visita a los lugares conocidos y queridos, a los sabores familiares, a los amigos y amigas más entrañables. Es por eso que toda visita o todo viaje te roba un poco de tu corazón o a veces incluso, se lo queda completo, sobre todo si ahí se queda la persona que más quieres.