lunes, 1 de marzo de 2010

Centro Social Cultural Musical Breña


El viernes después de muchos años de intentos fracasado fui por primera vez a una peña de verdad con mi mamá y Daniel. Tengo que explicar varias cosas antes. Las peñas son lugares donde se toca música criolla, principalmente el vals. Antiguamente, las peñas surgieron en los populosos distritos de Barrios Altos, Breña, incluso al parecer se formaron antes que los sindicatos como espacios de reunión y confluencia. En estas peñas se reunían talentosos cantantes y cantautores que presentaban libremente sus canciones, con guitarra y cajón como usualmente es el acompañamiento del vals. Luego cuando la música criolla se hizo más popular y fue parte de un proyecto de nación se empezaron a grabar discos y algunos artistas saltaron a la fama, cuando se habían mantenido primero en ese ámbito privado y barrial. Algunos se resistieron a ello y no dieron autorización para la comercialización de sus canciones y mantuvieron sus espacios cerrados. Otros lo hicieron (por ejemplo el Zambo Cavero, Lucha Reyes, Chabuca Granda, etc) y de ahí vienen los muchos valses que se han oído en reuniones familiares, cantadas y a veces también tocadas por padres, abuelos y tíos. Dicen que se privilegió el vals más comercial, más bailable para la difusión nacional y se sacrificaron los otros, aquellos más melódicos con letras más complejas, más críticas, más sociales. Hoy en día la peña es un lugar de baile y música turístico, que por lo mismo ha perdido muchos de sus rasgos primigénios, cuando cualquiera podía tomar el micro y cantar un vals de su invención. Las peñas llevan a los cantantes más consagrados y luego de la música criolla que se complementa con otros bailes peruanos como la marinera, el festejo y algunos bailes andinos, ya viene el DJ a poner música de todo tipo con gran bailongo hasta las seis de la mañana. Pero hay lugares donde todavía se mantiene la tradición del vals antiguo, lugares, sociedades, círculos de amistades a los que pueden acceder sólo si alguien te presenta o te invita. Uno de estos lugares es el Centro Social Cultural Musical Breña.

Daniel con quien fuimos es un amigo de mis padres, sus padres y mi abuelo, así como los hermanos de mi abuelo también se conocían, de modo que las cercanías son muchas. Daniel siempre ha tenido un gran talento para llevarse con los niños y adolescentes, porque él es un niño grande. Así que yo fui a su taller de poesía Mamá Equus, en mis quince primaveras, donde publiqué mis primeros poemas en una plaqueta. También Daniel me ayudó a hacer un repaso para mi examen de admisión a san marcos, especialmente en lenguaje y me dio un lápiz de la suerte. De ahí hemos tenido una etapa muy cercana en la que parábamos en su casa en Chilca o salíamos a actividades juntos, como al teatro o como a conferencias, especialmente cuando trabajó en el Centro Cultural José Carlos Mariátegui y luego distintas actividades suyas y mías nos han ido alejando lo que se intensificó con mi viaje a México en el que le perdí la huella. A su vez él ahora vive y estudia en Chile, así que nos vemos después de muchos muchos años pero también concientes de una larga amistad. Daniel además ha ido a esta peña desde que era un bebé, llevado por su mamá, así que casi que ha mamado de la tradición del criollismo. Sin duda habré cometido algunas incorrecciones al explicar el mundo de la música criolla en este blog por lo que pueden revisar en su blog, que está aquí en mis intertextos, datos más fidedignos. Daniel está haciendo su tesis sobre el vals y el tango, así que es ya un experto, no sólo en la práctica sino en la teoría.

Nos llevó por tanto a Breña y disfruté mucho de la improvisación, de varios valses que nunca había oído (ese es el chiste) pues son de autores caseritos del local, como uno que se llamaba "Que te quede la duda" y decía "que te quede la duda, si reía o lloraba, la tarde aciaga, de tu partida" o algo así. Lo malo es que sólo había cerveza Cristal tibia y amarga, pero la música estuvo de primera, también el ambiente, la improvisación, las castañas que acompañaban las polkas, los chistes del animador y en efecto, de cada mesa, donde habían varias figuras del criollismo, salían unos y otros a cantar, todos desconocidos para mí pero grandes artistas que lo hacen a uno pensar por qué dejan cantar a Gianmarco valses teniendo tantos talentos en los barrios de nuestra ciudad. Recordé a su vez una famosa obra de teatro del grupo Pataclown en el que parodiaban al criollismo "que no a muerto ni seguirá muriendo" e idolatraban al gran Felipe Pinglo. En este recinto uno se da cuenta que se trata de una tradición viva, vigorosa de nuestra ciudad. Además me enseñaron la diferencia entre el tondero y la marinera, el primero imita el ritual de apareamiento de las aves, por eso los pasos se hacen casi en cunclillas y el hombre mueve los brazos, como aleteando; la marinera en cambio es el cortejo, entre el chalán y la chalana, es fino coqueteo amatorio. En fin, fue una velada linda así que para quienes me vengan a visitar, podré llevarlos a Breña, a ver un poquito de las raíces de la música criolla, eso sí tiene que ser un viernes porque sólo viernes es que abren. Aquí un ejemplo del ambiente.

Por cierto que ya cuando Daniel acabe su tesis sabremos más sobre el tema, pero al parecer también se han difundido mucho aquellas canciones criollas más machistas, como esa de "Víbora" pero no parece ser el tenor general de las letras. Aunque también es cierto que existe la Universidad del Criollismo, universidad a la que no dejan entrar a las mujeres aún hoy en día. Ups. Un tema que da para mucho, pero para muestra un botón, aquí tienen un enlace sobre algunas generalidades y les vuelvo a recomendar el blog de Daniel y pues vénganse para irnos de jarana.

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