miércoles, 28 de abril de 2010

Filosofía del presente


Había escuchado tantas alabanzas sobre Alan Badiou (Rabat, Marruecos, 1937) que tenía razonables resistencias a leerlo y conocerlo. No es la primera vez que escucho opiniones excesivamente positivas de algún autor y que cuando me le acerco no me parece tan grandioso (a la inversa también puede ocurrir, escuchar hablar no muy bien de alguno que resulta siendo para mí un genio). Esto me ha ocurrido por ejemplo con Roberto Bolaño (Santiago de Chile 1953 - Barcelona 2003), leí Los detectives salvajes y si bien es muy bueno, me parece que a veces se hace redundante y algunas partes me parecen demasiado descabelladas y excesivamente machistas; pero el conjunto me gustó mucho, sobre todo la trama sobre la poeta mítica, de todos modos está lejos de ser un escritor al que yo laurearía tanto. En este caso ocurrió lo inverso, leí Filosofía del presente y me pareció un buenísimo libro: claro, preciso, lúcido. Algo que yo agradezco siempre a la filosofía es la posibilidad de dejarse entender de manera sencilla para la población en general y creo que este libro lo logra en términos teóricos y además de manera práctica también por las anécdotas que ilustra lo que se va diciendo y luego el análisis de coyunturas de gran repercusión, como la concepción de la guerra de los estados unidos y la prohibición del velo en Francia, que fueron los capítulos que me interesaron.

Para la vida y para este blog me parece importante resumir lo que Badiou llama una situación filosófica, que sería la confrontación de dos términos esencialmente extraños uno respecto del otro. La tarea del filósofo sería en primer lugar iluminar las elecciones fundamentales del pensamiento, en segundo lugar iluminar la distancia entre el pensamiento y el poder, la distancia entre Estado y verdad, medirla, evaluarla, saber si es posible flanquearla; en tercer lugar iluminar el valor de la excepción. Por tanto la filosofía busca el vínculo entre tres tipos de situaciones: la elección, la distancia y la excepción. Seguro que él lo dice mejor que yo, así que los remito a su libro. El tema del velo me interesa en particular así que lo desarrollaré aparte. En la imagen Miró.

viernes, 16 de abril de 2010

La pedofilia es un delito, la homosexualidad no



Se realizó el plantón finalmente el sábado 24 de abril, supuse que habrían personas religiosas y fanáticas en contra de la protesta pero tenía la ilusión de que alguna persona creyente hiciera distancia crítica de su fe y se opusiera al encubrimiento de la pederastía de los sacerdotes, pues ello va en contra de lo que su propia religión profesa. Pero no, estaban resando una y otra vez el padre nuestro y el ave maría y otras oraciones que yo desconozco. De nuestro lado los lemas que se han levantado con la campaña, porque encubrir un delito también es delito y que la homosexualidad no es delito más la pedofilia sí lo es. Sugeriría que empecemos a hacer plantones en la tarde cuando bajó el sol o más temprano porque ya sabemos que la capa de ozono ya no nos protege como debería y parece que siempre que hay plantón sale un sol abrazador. Por un estado laico, por fes no encadenadas a la mentira, por la libertad de creer y ser.

Faubourg 36


Fui al cine con Rodito a ver Faubourg 36, que han traducido a la cartelera como Me enamoré en París. Lo malo del título es que parece una más de las tantas comedias románticas a las que nos tiene acostumbrados el cine comercial, pero es en realidad una película francesa, entre comedia y drama, con un añadido musical que apesar de entrar en esas categorías harto conocidas logra una propuesta amable, divertida, sencilla y con su tono original. La película está escrita y dirigida por Christophe Barratier de quien hace algunos años también se vio Los coristas (2004). Aunque no me gustan mucho los musicales, fue de las partes que más disfruté: las escenografías, las letras, los colores y la recuperación de la temática cotidiana en la que se enmarca el film, los trabajadores tomando el arte en sus manos y el trasfondo político.

Aunque concuerdo con los valores representados hay una excepción, una vez más, a los roles femeninos. Sólo hay dos mujeres en la película. Una es la madre de Jojo y esposa de Pigol, a quien saca la vuelta con varios hombres en el teatro donde trabajan. Cuando el teatro cierra ella abandona a su esposo y a su hijo y tiempo después reclama al hijo por encontrarse en una mejor situación económica (casada con un próspero comerciante). Pigol al estar desempleado debe dejar ir a su hijo, con el que no puede hablar y al que no puede ver, sus cartas no son entregadas ni enviadas las que le escriben a él. Es decir, esta mujer es infiel, convenida, ingrata, egoísta, insensible. Aunque al final permite el regreso del hijo con su padre, su papel sin duda no despierta simpatía.

La otra mujer es Douce, bellísima y joven actriz que se abre camino entre las ruinas del teatro Chansonia. Ella de noble corazón y procedencia proletaria, se enamora del joven rebelde revolucionario Milou y desprecia al viejo y corrupto burgués Galapiat. Sin embargo, él es dueño del Chansonia y por tanto Douce debe sacrificarse por todos, entregando su tiempo y compañía (si no algo más) para que acepte dar otra oportunidad a los que de ese teatro dependen y en el cual han puesto todos sus sueños de vida, como Pigol. Me irrita el eterno sacrificio, sexual, de la mujer en pro de la colectividad (¿sociedad?), pues los arreglos entre Galapiat y Douce son ocultados a Milou, quien no podría aceptar una "traición". Así que sea por amor o por interés, lo medular en las mujeres siempre está atravesado por su sexualidad, sea para dignificarlas o para degradarlas. Así que si bien el director logra un manejo sostenido del suspenso, la atención y la intriga, hay que soportar ese constante fantasma del ultraje, en el que toda mujer, especialmente si es bonita, joven, ingenua y está enamorada, corre el riesgo de perderse. Pero lo peor es que esa fragilidad es lo que persiste y siguen siendo los caballeros los que parecen los únicos capaces de actos heroicos, como Pigol en defensa de Milou.

A excepción de este traspié de género que ojalá poco a poco se pueda ir superando en la sociedad y más tarde o más temprano en el arte, logremos comprender a la mujer más allá de su sexualidad y su belleza, darle la posibilidad de una trascendencia que no descanse en por quién o con quién tiene sexo y destacar también su valentía, su heroismo y su osadía por construir un mundo mejor.

jueves, 15 de abril de 2010

Una sorpresa


Ayer en la combi subió un chico que parecía colombiano por el acento y cantó un hip hop; en términos generales no es de mi agrado este tipo de música (sólo se salvan tres canciones que sí me gustan), más que por el ritmo por la letra que usualmente deja bastante mal a las mujeres, así que yo seguí hablando con Inés. Y el muchacho al final de su canción hablada, a la que no presté mucha atención, dijo que él reivindicaba este tipo de música que sabía que se le rechazaba porque había quienes hablaban mal de las mujeres y las degradaban pero que eso no era el hip hop, sino que era un tipo de música que respetaba y valoraba a las mujeres que desde las santas escrituras las colocan como iguales y un rollo así que me hizo parar la oreja y realmente me sorprendió. No sé si el chico se dio cuenta del desinterés que mostramos o fue parte de una idea que tiene arraigada pero de todos modos fue una grata sorpresa.

domingo, 11 de abril de 2010

Un gato en un piso vacío


Morir, eso no se le hace a un gato.
Porque qué puede hacer un gato
en un piso vacío.
Trepar por las paredes.
Restregarse entre los muebles.
Parece que nada ha cambiado
y, sin embargo, ha cambiado.
Que nada se ha movido,
pero está descolocado.
Y por la noche la lámpara ya no se enciende.

Se oyen pasos en la escalera,
pero no son ésos.
La mano que pone el pescado en el plato
tampoco es aquella que lo ponía.

Hay algo aquí que no empieza
a la hora de siempre.
Hay algo que no ocurre
como debería.

Aquí había alguien que estaba y estaba,
que de repente se fue
e insistentemente no está.

Se ha buscado en todo los armarios.
Se ha recorrido la estantería.
Se ha husmeado debajo de la alfombra y se ha mirado.
Incluso se ha roto la prohibición
y se han desparramado los papeles.
Qué más se puede hacer.
Dormir y esperar.

Ya verá cuando regrese,
ya verá cuando aparezca.
Se va a enterar
de que eso no se le puede hacer a un gato.
Irá hacia él
como si no quisiera,
despacito,
con las patas muy ofendidas.
Y nada de saltos ni maullidos al principio.

Wislawa Szymborska

Acabé de leer la poesía no completa de Wislawa, realmente me encantó, hay varios poemas que podría resumir, transcribir. Creo que su mayor cualidad es la de enseñarte a ver con nuevos ojos aquello que siempre tuviste delante, así como de preguntar, dudar, siempre interrogarse por la vida, el universo y la verdad. Gracias a Rocío que me recomendó este maravilloso libro y a Rubén que me lo regaló. En la imagen, Nahui Olin, Gatos amorosos.

sábado, 10 de abril de 2010

Conversación inexistente con un personaje real


Estoy en Hiraoka para dejar mi cámara en el servicio técnico, aprovechando que todavía está en garantía, porque hay una manchita que aparece en algunas fotos que he tomado. Es mi nueva cámara, Lumix, de Panasonic, que adoro con toda mi alma, mi segunda cámara comprada por mí misma (la primera como saben se le cayó a alguin, que no soy yo, en la arena y se malogró). El impulsor de Panasonic, un chico joven que se cree guapo, me pregunta qué ocurrió, la prueba, ve las fotos en las que aparece la mancha y se da cuenta del problema. Llega el encargado que me tiene que llenar la ficha de recepción, ambos bromean, se cochinean, uno le dice al otro que esa marca es mala, el otro le responde que no sabe nada de cámaras. En fin, yo me impaciento porque tengo que volver a la oficina, fui a mi cita con Fryné pero debo regresar a hacer varios pendientes. Le pido que se apure y el impulsor le dice "rápido que tiene que ir a ver su novela". ¿Novela? ¿Yo? ¿Cómo se le ocurre a este chiquillo que me puedo comprar una cámara digital si me la paso viendo novelas? ¿Acaso me la compró mi marido? ¿Se le ocurre que hay otras cosas que hacen las mujeres además que ver novelas? Lo miro con cara de odio y me voy cuando finalmente me entregan mi papel y me dicen que me llamarán en diez días. Pero al salir y dar unos pasos se me ocurren todas estas preguntas, tarde como siempre, pero peor aún las respuestas. Entonces pienso que debí decir inmediatamente, rápida y veloz: "Oye, ¿qué te pasa? Tengo que trabajar, ¿o acaso crees que me rasco la barriga?, ¿o acaso crees que porque soy mujer no tengo nada que hacer o que lo único que soy capaz de hacer es ver novelas?" Ante eso el chico se desconcierta, silencio total en la tienda. "Me estás ofendiendo y si no fuera que tengo que regresar a trabajar me quejaría con el encargado de la tienda, yo he comprado en esta tienda toda mi vida y jamás nadie me había tratado de inútil". Seguro que entonces diría algo así como "disculpa flaca, no fue mi intención". Y yo, seguiría envalentonada "Más respeto para la próxima, que uno la suda para poder comprarse su cámara digital y tú vienes aquí con tus prejuicios machistas y con tu cara bonita creyéndote el bacán de la película. A las mujeres se les respetan y mucho más si compran la marca que te da trabajo". Cojo mi papel y me voy paso firme y mirada en el horizonte. Esa es la conversación que nunca tuve, esa la mujer que tengo que llegar a ser.

martes, 6 de abril de 2010

Keiko: el detalle que faltaba


Como sabemos, Keiko está a la cabeza en las encuestas, lo cual tiene a muchos de nosotros enojados y preocupados ante la perspectiva de una nueva era fujimorista. Así que hay que hacer memoria a la gente de los atropellos de su padre y de su absurda apuesta política que no tiene otro fin que el robo (y ella sabe de qué se trata). Así que aquí una carlicatura, siempre precisa. Por cierto que en Trujillo encontré dos locales pro Keiko, con tremendo cartel de su inolvidable figura y si a eso le suman la trayectoria aprista de esa ciudad consagrada en su "casa del pueblo", hay que ponerse las pilas.

domingo, 4 de abril de 2010

Trujillo


Estuvo Rubén en Lima y aprovechamos de conocer Trujillo. Nos hospedamos en Huanchaco que me gustó mucho, el mar es bravo y no me pude bañar, además de frío y con piedras, pero dormí cada noche arrullada por su sonido, lo cual es algo que me hace muy feliz. Conocí el complejo arqueológico El Brujo, donde está la Señora de Cao una poderosa sacerdotisa la cual encontraron momificada. Es muy impresionante el lugar y lo que se ha descubierto. Ahí me enteré que hay otra sacerdotisa que le llaman Mora porque se encontró en un pueblo con ese nombre por Chepén, pero falta mucho por investigar sobre estos matriarcados. También conocí la Huaca de la Luna que es impresionante, grandota y con un montón de dibujos lindos. La Huaca del sol va a empezar a escabarla en cuatro meses, a ver qué encuentran. Y Chan Chan también es impresionante especialmente porque es gigantesco. La ciudad de Trujillo es chiquita, pero con lugares bonitos, aunque hay pocas opciones de comida vegetariana para mí. Fuimos y regresamos en Cruz del Sur que estuvo bien pero igual es cansado el viaje y además a la vuelta comí una salsa de mariscos que me cayó mal, parece que hay algo que le ponen (en todos lados) que mi pancita no soporta, así que ya está anotado que no debo comerla. Pero fuera de eso disfruté del viaje, del mar, estuve todos los días viendo el ocaso y eso me llenó de energías. En la imagen el dios Ai-Apaec.