lunes, 6 de enero de 2014

Dos adioces

Pasamos una navidad tranquila en familia. Como siempre mi mamá y yo nos encargamos del arroz, de las ensaladas y del chocolate; Belissa del pavo y de los purés, mi tío Pepe trajo el champán y mis primos trajeron otro arroz y además agua de jamaica, el toque mexicano. Nos la pasamos jugando tren que estuvo muy intenso porque como éramos un montón casi llegamos al número máximo de jugadores. Con los nuevos cambios en casa ya no entraba el arbolito, así que tuve que adornar a Dido con lucecitas, pero sólo en la víspera, luego se las quité por el calor. El clima estuvo excelente y la puesta de sol fabulosa.
Aproveché de hacer un poco de turismo y fui al Morro Solar donde se ve un bonito panorama de Lima,  del litoral. Luego estuve en La Herradura comiendo un rico arroz chaufa de pescado con cervecita y cancha. Me encontré con Rodo y Virginia, estuvimos en Olvídate Bar donde probamos una cerveza artesanal que se hace en el Perú, se llama Amarilis, hay de tres tipos de trigo, cacao y roja. Probamos la de trigo, es más fuerte que la cerveza convencional. Luego nos fuimos al Queirolo por Pilsen y sánguches de lechón, aceituna y mixto. Estuvimos hablando de los ritos para recibir el nuevo año.
Tuve que hacer mudanza de toda la biblioteca para que mi mamá pueda alquilar la casa. La mayor parte de los libros se los devolví a mi papá. Otra parte la guardamos en cajas hasta que podamos encontrarle un lugar apropiado, otra parte sobre todo de cosas de difusión se la dimos al maestro Yauri para la biblioteca que están haciendo en su pueblo. Boté una gran cantidad de papeles, de separatas y demás. Aunque algunas, sobre todo las de género, se las pasé a un grupo de lectura en San Marcos. Me dio gusto que tuvieran un fin útil.
También hice un poco de turismo. Fui al Museo de Oro que la verdad me decepcionó un poco. Para ser un museo caro debería tener el espacio mejor organizado, se nota que le falta la mano profesional que lo actualice, que vuelva a poner los letreros, que organice mejor las piezas, que haya menos en exhibición pero mejor presentado, así se podrían hacer exposiciones temporales mostrando parte de la colección, bajo temas específicos. Igualmente con la parte del oro, siento que le falta una cronología de ubicación de las piezas, mayor información. De todas formas fue interesante ir. Además estuve en el MALI, en el que habían dos exposiciones Cuerpo Ambulante, que han querido censurar por las imágenes que ponen en juego la figura de Santa Rosa de Lima; y Perder la forma humana, que es sobre las formas de resistencia, sobre todo de enfrentar las dictaduras y a los gobiernos de turno desde posturas artísticas.
Nos fuimos a Casma para recibir el año en El Farol, luego a Tortugas a pasar unos días en la playa. A la ida el bus Tres Estrellas cometió casi todas las infracciones de tránsito habidas y por haber. Empezando por no pedir documentos al subir al bus, subir pasajeros en la carretera, no contar con aire acondicionado, vender un pasaje directo aunque paró múltiples veces, fue por encima de la velocidad permitida. En fin, de regreso decidimos volver en Tepsa, mucho mejor servicio, ni punto de comparación. Era la primera vez que iba y me gustó mucho Tortugas. El agua es fría pero como al caer la tarde es fresquita, perfecta. La playa es mancita y se la pasa uno muy bien porque hace bastante calor, pero también corre viento. En el viaje conocimos a un chico abogado, Alex, que nos acompañó y nos hizo más ameno el recorrido. Lamentablemente tuvimos que regresar antes porque falleció Ana Olea (en la foto antaño) y mi primo Oscar Portugal J. Ana tenía cáncer, se había recuperado pero recayó y pues la enfermedad hizo mella. Mi primo Oscar fue atropellado por algún inescrupuloso que pagó para que no dieran parte pues presumimos estaba borracho, se avisó a la familia recién diez días después y hubo que enterrarlo inmediatamente. Eso ha sido lo más triste, estas dos terribles pérdidas.
Al menos me consuela que tanto con Ana como con mi primo pude compartir muchos momentos bonitos y verlos y conversar meses atrás. Estoy segura que Ana está haciendo reír a todos allá a donde está y confío que mi primo haya encontrado la tranquilidad y la serenidad que quizá en vida no pudo disfrutar. A pesar de estas tristezas la vida sigue, mi abuela Luisa cumplió 90 años y lo celebramos con una comida en su casa.
Acabé el libro de Evocación que me presentó un lado bastante conservador del Che Guevara, el de sus relaciones amorosas. Pero también más información sobre Cuba y su propuesta política. Especialmente la consecuencia y la integridad del Che Guevara en cuanto a la necesidad de liberar al mundo del capitalismo es encomiable. Empecé ahora Demasiada Felicidad de Alice Munro, honrando su reciente Premio Nobel. Este libro me gusta mucho más que Las lunas de Júpiter que sentía era desigual y no tan interesante, hasta donde he leído me está gustando mucho, los cuentos me parecen mucho más elaborados. He visto También la lluvia (2010) de Icíar Bollaín porque es una de las primeras tareas para mi clase de Estudios culturales que llevaré este semestre que ya casi empieza.
Aquí el calorcito está rico y allá al parecer siguen con un frente frío de temer. Eso y el trabajo que me espera en el nuevo semestre me desaniman un poco de volver. Pero pues ya he empezado a hacer maletas. He ido a Gamarra por algunas cosas que necesitaba comprar. También he visto a Inés que ha coincidido en Lima unos días mientras sigo aquí. Y pues espero seguir aprovechando de estar con mi familia y amigos cercanos.