sábado, 28 de agosto de 2010

Croton-Harmon



El viernes aproveché la mañana para hacer compras, el sábado iría al campo a visitar a Marguerite a Croton-Harmon, así que compré quinua para preparar. De ahí fui a la universidad, pasé por la oficina de contabilidad para dejar mis datos, a ver si me pagan pronto, de ahí por la biblioteca y por llenar una encuetas me regalaron un bebedero de agua, ¡yupi! En la reunión de medio día hubo pizza y de ahí conocí a algunas personas que enseñan español. Pero resultó que esa reunión era sólo para los que enseñarían ese semestre así que a las 2pm ya estábamos libres, me fui a la biblioteca otra vez, me puse a avanzar con las lecturas para el curso de Sergio en pantalla porque ha dejado tanto que leer que necesitaría otra beca para las fotocopias no más. De ahí pasamos a la reunión de estudiantes internacionales, como en el colmex, persiguiendo el cóctel. Hubo música jazz en vivo y un montón de comida, ahí encontramos al grupo de escritura creativa en pleno, casi todos latinos o españoles y encabezados por un peruano músico, antropólogo, que no tenía nada que ver por supuesto, pero chévere y buena gente. Acabando aproveché mi nuevo sistema de llamadas para hablar con todo el mundo que encontré en Lima. Llegué a casa y estuve un rato en la compu y de ahí me dormí porque tenía que salir temprano.
Pero me levanté un poco tarde así que llegué a tomar el tren de las 10:20am, habiendo ido hacia la estación central ya me siento mucho más capacitada para moverme en el metro de Nueva York. El camino es bello porque va rodeando el río Hudson, yo no sabía y estaba sentada en el otro lado. Al llegar el clima no era tan caluroso como en Nueva York y el paisaje era bello. La casa de Marguerite es maravillosa, nos pusimos a cocinar y de ahí salimos en bici hacia la represa, hicimos el camino corto porque no había llevado yo zapatillas. De ahí me pasé la tarde en la mecedora leyendo Invierno en Lisboa. Más tarde salimos a ver el sunset al malecón (en la foto), hay un parque bellísimo al borde del río que recién han hecho hace un año dice y ahí estuvimos con Reid, el esposo de Marguerite, que es muy simpático y amable. Luego cenamos, yo preparé quinua que les gustó mucho (¡espero que sí!). Después de una larga y nutrida conversación nos fuimos a dormir. Al día siguiente nos levantamos temprano, desayunamos y de ahí salimos con Diane, una amiga de Marguerite a pasear por el lago Teatown (en la foto). Es un lago precioso, lo recorrimos todo por alrededor y me gustó muchísimo, es muy tranquilo y bello. De ahí volvimos a cocinar y luego hicimos galletas. Acabé mi novela y me llevaron a tomar el tren de vuelta. ¡¡Ahora ya entiendo por qué Marguerite no quiere regresar a la gran ciudad!!!

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