sábado, 28 de agosto de 2010

Una experiencia Spiritual 2

Finalmente hice mi check-in a la hora que me dijeron y salió mi reserva sin problema. Intenté comer algo pero un plátano costaba US$ 1.5, así que me rehusé a comprarlo. Comí sólo las galletas que mi mamita que compró en Lima. El aeropuerto estaba tan lleno de gente que las personas estaban en el suelo sentadas. Finalmente pasé a sala de espera, angustida porque al parecer muchas personas querían volar y les decían que no había cupo y que tenían que esperar no más. Tenía miedo de que me llamaran a mí. Lo más curioso es que en el aeropuerto veías personas de todos lados y hablando en miles de idiomas. Finalmente tomé el avión y me di con la sorpresa de que me habían pasado a primera clase (¡Elo eres un bruja buenísima!) Así que ahí pude descansar un poquito y lo que más me alegró es que te daban snack y me traen una canasta con cosas que podía escoger y había ahí una manzana y un plátano, ¡y cogí ambos! Luego me comí otra manzana más. Eso me reconcilió un poco con la aerolínea, aunque en realidad volé en Delta en esta segunda ocasión. Al lado mío estaba sentado un peruano que ya vivía como treinta años en Nueva York y ya quería irse. Había nacido en el Callao como yo, de casualidad. Un señor muy atento que me bajaba la mochila que pesaba un montón. El vuelo llegó un poco antes, como estaba adelante bajé la primera, recogí mis maletas y esperé a Mikaela. Ya estaba ahí, ¡Welcome to New York!

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