sábado, 20 de febrero de 2010

Soy la dueña de mi alma



Esta semana ha sido mejor que la anterior, al menos han sucedido varias cosas que me han alegrado mucho. Primero que me reuní con Rocío y le gustó mi propuesta de sílabo, estaba insegura al respecto pero ya me dijo que podía seguir adelante con la idea. Segundo, pasé una tarde con mis primas y sobrinos y como son tan pocas las ocasiones que tenemos de compartir, realmente fue algo muy bonito. Además me invitaron a hacer una reseña sobre La teta asustada para una revista y finalmente me hicieron la entrevista en la radio. Estuve con Inés toda una linda tarde y luego fui al cine a ver Invictus que me gustó mucho, es cierto que se le escapa eso de "Estados Unidos vengan a invertir en nosotros", pero la historia te atrapa, apesar de su sencilles moviliza muchos sentimientos básicos de unión, fraternidad, esperanza. Yo que soy una casi completa ignorante sobre la historia de África (o sin el casi), realmente aprendí cosas con la película. Lo más bonito son al menos dos enseñanzas de Mandela, aquella de cómo una persona que ha estado encarcelada por casi treinta años sale con la capacidad de perdonar a quienes le hicieron eso y luego el poema que se repite varias veces, que es de Willim Ernest Henley:


Más allá de la noche que me cubre
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.
En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.
Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario