viernes, 15 de abril de 2011

Polarización y olvido


El domingo me la paso ansiosa por las elecciones. En la mañana lavo un poco de ropa, ordeno algunas cosas en casa. Salgo para almorzar con Rossy y Stalin en un restaurante griego bastante bueno. A las 4pm, hora de Lima, me entero de la triste noticia de que la brecha entre Keiko y PPK es muy estrecha y aunque la boca de urna le da el pase a PPK a la segunda vuelta, no se puede cantar victoria. Vamos al cine a ver Miral, una película sobre el problema entre palestinos e israelitas, que me aclara un poco el tema. De ahí regreso a casa cansada. A las 8pm se dan los primeros resultados de la ONPE y me duermo parcialmente tranquila porque al 18% pasa PPK a la segunda vuelta. Lamentablemente la semana empieza con la confirmación de que es Keiko Fujimori la que pasará a segunda vuelta. Inmediatamente cierro filas con Ollanta Humala, apesar de mis diferencias con él, empezando porque tiene formación militar, no hay otra opción más que tratar a toda costa de que no vuelva la mafia fujimontesinista. La polarización del país no se deja esperar y inmediatamente surgen las dudas, las negaciones, el rechazo y vuelve a la palestra el mismo conflicto de siempre, entre los que ven a Fujimori como un héroe y quienes lo vemos como un asesino y un delicuente, entre quienes cierran los ojos ante la corrupción y el desfalco y quienes no podemos dejar de pensar en la caída en picada de nuestra dignidad como peruanos y peruanas, porque a todo esto ya se sabe que Fujimori era japonés y mintió para poder ser elegido, o sea que de entrada, ya sabemos cómo es. En fin, el lunes voy a la piscina a relajarme un rato, paso las notas de las pruebas, me encuentro con Rossy y probamos la crepas que no nos parecen tan buenas, nos vamos a la pedicure y la manicure, es un sitio fabuloso en el que un sillón te hace masajito mientras tanto. Luego regreso a casa a trabajar, es el cumpleaños del nieto de Marguerite y le hacen una torta súper dulce así que como con remordimiento de caries. El martes voy a mi clase temprano, de ahí estoy acabando mis lecturas y tareas, almorzamos con Rossy en el Whole Foods, pasamos a la peluquería para que nos depilen las cejas, de ahí regreso a la oficina, tomamos cafecito, se nos une Manuel y luego nos vamos a clase. El miércoles igual voy a clase de español, de ahí a la oficina, me reúno con Samuel para un café y para hablar del alumno problemático que no deja de dar problemas. De ahí me encuentro con Rossy, termino mis lecturas y tareas. En clase de Antonio va un invitado, así que la mitad conversamos sobre las lecturas y la otra mitad sobre la crónica. A la salida nos vamos al jazz con Consuelo, la pasamos muy bien. Llega Cristina cuando ya nos estamos por ir. El jueves voy a la piscina en la mañana, en la tarde a la reunión general de la maestría. Al salir nos vamos a ver una película malísima, Limitless, lo sospechamos desde que todos los trailers que nos ponen son malísimos. El viernes voy a clase temprano, preparo los materiales para la siguiente semana, voy a clase de flamenco en la tarde, de ahí a hacer compras pendientes para la llegada de Rubén. Regreso a casa a seguir con mi columna y con el encarnizado debate entre el fujimorismo y el fantasma del comunismo (en el que se cuela a veces también el fantasma del feminismo y otros fantasmas parecidos). Y bueno, así seguirá la lucha, terrible pensar que puede volver la mafia fujimontesinista, que se repiten los mismos argumentos y la sinrazón de antes, que el Perú no tiene líderes reales, siempre votando por el menos malo. Y aunque yo no soy humalista ni mucho menos, seguiré defendiendo la dignidad de mi patria. Se ve que será una batalla encarnizada y no estoy segura de que ganemos.

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