domingo, 10 de abril de 2011

El Museo del Barrio


El lunes Rossy se levanta temprano para dar su clase, así que yo me pongo a ponerme al día en el mail mientras tanto y a hacer mi columna. Tomamos licuado y luego café con tostadas. Después de vestidas y emperifolladas, nos vamos a pasear por el malecón, está muy bonito y aunque dicen que lloverá al final sale sol y hace calor, así que volvemos con la ropa de abrigo en la mano. De ahí nos vamos para la universidad, recojo lo de la clase de inglés, scaneo mi DNI y también imprimo las lecturas, almorzamos sushi en el Whole Foods y de ahí nos vamos a casa para trabajar. Me quedo el resto del día en casa trabajando y me acuesto temprano que estoy cansada. El martes voy temprano a mi clase de español, luego le mando a Samuel, que es el profesor que ahora se encarga de mi alumno problemático, las notas del susodicho. Termino de leer para Mariela, me encuentro con Rossy para un cafecito y nos coge un poco de lluvia. El miércoles voy a clase de español, me pongo a terminar mis lecturas, a la hora de almuerzo vamos con Claudia y con Rossy a un nuevo restaurante de comida tailandesa, conversamos del encuentro feminista al que queremos ir. De ahí me encuentro con Samuel para conversar del alumno problemático. Vamos por un cafecito y seguimos trabajando hasta la hora de la clase de Antonio Muñoz Molina. A la salida nos vamos un ratito al jazz, pero solo nos quedamos a oír a la primera cantante que me carga con insistir tanto con la propina, aunque le compramos su disco y todo. A las diez ya nos vamos que estamos agotadas. Primero unos días frenéticos pero cuando tengo un descansito me da un bajón de adrenalina que me lleva a la depresión. El jueves me voy a la piscina en la mañana, regreso a casa, paso por fruta y desayuno tarde. Odio el queso que compré en el súper y las tortillas que son integrales pero saben dulce. Voy a la universidad en la tarde temprano para recoger los exámenes, veo un ratito a Stalin, el día está soleado y nos quedamos paseando por el Washington Square, tocan piano en la plaza. Voy a la presentación organizada por Elvira Lindo y Antonio Muñoz Molina en el King, llevan a personas migrantes a contar su historia de cómo llegaron a Nueva York. Es muy emotivo y muy divertido y lo disfruto mucho. Vemos a un señora colombiana que limpia casas, a un banquero, a un portero ecuatoriano y a la directora de la cámara de comercio que nació en Kenia, de ahí vivió en Sevilla y finalmente radica en Nueva York. Todos los testimonios son fabulosos. Marguerite también va y lo disfruta mucho. ¡Hablo con Elvira y le pido el nuevo Manolito! Es una mujer guapísima, simpática, alegre, inteligente, realmente Antonio se ganó la lotería con ella (y seguro que viceversa). De ahí regreso a casa al sobre. El viernes voy a la clase de español temprano a tomar examen, regreso a mi oficina a corregir, acabo de corregir pero no llego a pasar las notas. Como algo ligero pero luego en el cuarto piso sobra pizza y nos regalan y yo no le puedo decir que no. Voy a la clase de flamenco con Mariana que me gusta mucho. Regresamos para el diálogo con Luisa Valenzuela que sale muy bien, pero me siento agotada. Comemos algo con Rossy y de ahí vamos a Mac Nally a la presentación de un libro, resulta que aparece uno de los integrantes del grupo de Los Fabulosos Cadillacs. Nos quedamos un rato comprando libros y de ahí cada una a su casa. El sábado me levanto temprano, desayuno, hablo con mi mamá y voy caminando hasta el Museo del Barrio donde me encuentro con una amiga de Oli que se llama Angela. Me pierdo y llego a un museo que no es, pero al final llego al correcto. Hacemos un tour por el Spanish Harlem que es muy bonito y tiene muchos restaurantes y lugares comunales y murales por todos lados. De ahí regresamos a ver el museo, antes comemos algo ligero, me tomo una sopita de quinua cuyo letrero dice "Ecuador, Bolivia" pero omiten el importantísimo "Perú" de procedencia. El museo me gusta mucho y sobre todo la exposición de Luis Camnitzer (en la foto) que juega con la palabra y el enunciado de "esto no es una pipa" de Magritte, pero desde su apuesta personal. De ahí damos una vuelta y almorzamos en un restaurante de comida árabe llamado Moustache, el que atiende es colombiano, muy simpático. Con Angela hacemos buenas migas al instante y tenemos una linda conversación con un solecito delicioso que nos acompaña. De ahí regreso a casa caminando, así que llego agotada. Dejo apenas las cosas que compré en el museo (las tiendas de museo son mi perdición) y voy a verme con Rossy para ir al tango. Llegamos al lugar y ya está Mariana esperándonos. Tomamos la clase de principiantes, pero el profe no es muy bueno, no explica muy bien y luego no corrige. Lo que me molesta es que el hombre es el que guía todo, así que si te toca una buena pareja bien pero sino mala suerte. No quiero tomar la segunda clase y nos quedamos conversando pero de ahí se la pasan poniendo tango toda la noche y no me da para tanto. Mariana se va y yo me quedo pero un poco aburrida porque algunos hombres se ponen de malas si no sabes, así que prefiero no hacerlo. Pero al final un viejito colombiano que tampoco sabe mucho y no se hace paltas me saca y ahí la pasamos bien conversando. Se llama Ricardo y es psiquiatra. ¡Me persiguen los colombianos! Finalmente ya nos vamos que es más de las doce de la noche. Llego a casa agotada y con la preocupación de que el domingo mi querido Perú tiene que elegir nuevo presidente. ¡Fuerza Perú!

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