sábado, 10 de abril de 2010

Conversación inexistente con un personaje real


Estoy en Hiraoka para dejar mi cámara en el servicio técnico, aprovechando que todavía está en garantía, porque hay una manchita que aparece en algunas fotos que he tomado. Es mi nueva cámara, Lumix, de Panasonic, que adoro con toda mi alma, mi segunda cámara comprada por mí misma (la primera como saben se le cayó a alguin, que no soy yo, en la arena y se malogró). El impulsor de Panasonic, un chico joven que se cree guapo, me pregunta qué ocurrió, la prueba, ve las fotos en las que aparece la mancha y se da cuenta del problema. Llega el encargado que me tiene que llenar la ficha de recepción, ambos bromean, se cochinean, uno le dice al otro que esa marca es mala, el otro le responde que no sabe nada de cámaras. En fin, yo me impaciento porque tengo que volver a la oficina, fui a mi cita con Fryné pero debo regresar a hacer varios pendientes. Le pido que se apure y el impulsor le dice "rápido que tiene que ir a ver su novela". ¿Novela? ¿Yo? ¿Cómo se le ocurre a este chiquillo que me puedo comprar una cámara digital si me la paso viendo novelas? ¿Acaso me la compró mi marido? ¿Se le ocurre que hay otras cosas que hacen las mujeres además que ver novelas? Lo miro con cara de odio y me voy cuando finalmente me entregan mi papel y me dicen que me llamarán en diez días. Pero al salir y dar unos pasos se me ocurren todas estas preguntas, tarde como siempre, pero peor aún las respuestas. Entonces pienso que debí decir inmediatamente, rápida y veloz: "Oye, ¿qué te pasa? Tengo que trabajar, ¿o acaso crees que me rasco la barriga?, ¿o acaso crees que porque soy mujer no tengo nada que hacer o que lo único que soy capaz de hacer es ver novelas?" Ante eso el chico se desconcierta, silencio total en la tienda. "Me estás ofendiendo y si no fuera que tengo que regresar a trabajar me quejaría con el encargado de la tienda, yo he comprado en esta tienda toda mi vida y jamás nadie me había tratado de inútil". Seguro que entonces diría algo así como "disculpa flaca, no fue mi intención". Y yo, seguiría envalentonada "Más respeto para la próxima, que uno la suda para poder comprarse su cámara digital y tú vienes aquí con tus prejuicios machistas y con tu cara bonita creyéndote el bacán de la película. A las mujeres se les respetan y mucho más si compran la marca que te da trabajo". Cojo mi papel y me voy paso firme y mirada en el horizonte. Esa es la conversación que nunca tuve, esa la mujer que tengo que llegar a ser.

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