La vida ha transcurrido tranquila, con algunas salidas y reuniones. Fui con Orlando a ver la película chilena Qué pena tu familia
de Nicolás López, que la verdad me pareció excesiva en clichés, y
machista a más no poder. Lo que más me disgustó fue su visión de las
parejas homosexuales, fue simplemente absurda y ridícula, fuera de toda
realidad. Volví al festival de cine en movimiento, a la sesión de animaciones que estuvo muy bien en su mayor parte.
Me he reunido con Carmen Ollé para retomar lo del libro en su homenaje. Diversos colectivos hicieron una fiesta pro-fondos el Ojo que
llora, a la que también asistí. Con Demus hemos empezado unas reuniones para discutir una campaña contra la violencia hacia la mujer.
Fue el cumpleaños de mi tía Marlene y el de mi tía Norma a los que
asistí, contenta de estar en la ciudad y poder abrazarlas en su día.
Sobre todo el de mi tía Marlene estuvo muy sentido porque debido a que
no estuvo bien de salud los pasados años no había podido celebrar,
además hizo una dinámica muy bonita entre todas las presentes para que
contemos cómo la conocimos.
La noticia triste fue la muerte de Javier
Diez Canseco, un luchador incansable por nuestro país y los derechos de
los más necesitados. Yo tenía un muñequito al que le puse Diezcanseco
cuando era niña, era mi favorito.
Vi a José Ignacio después de seis años, a ocasión de que me trajo un libro de España. Tuvimos una amena charla de café matutina en Plaza San Miguel y prometimos no dejar pasar tanto tiempo para el próximo encuentro. También me encontré con Ricardo que no había visto desde mi regreso.
En lecturas he seguido con el libro de Fernando Rivera, Invencible como tu figura, ahora estoy leyendo la antología de Claudia y Melissa, Voces para Lilith. Además de un montón de poetas cubanas que estoy amando como Chely Lima, Alina Galliano, Teresa Melo, así que ya informaré más al respecto.
Fui a ver Asu mare! de Carlos Alcántara, que me gustó mucho, no es obviamente una película que quedará entre las cumbres de la cinematografía mundial, pero cumple su propósito, es sincera, es divertida y está bien hecha. Llevé a Conce, comimos canchita y así celebramos el Día de la madre. Luego a mi mamá le cociné mi famoso ají de atún, además hice un pastelito vegetariano, sin huevo, ni harina refinada, lo hice con harina de maíz, harina de yuca, harina de kiwicha, la babita de la linaza, aceite y un toque de stevia. Quedó muy rico. Fue una receta que aprendí en el taller de cocina de Campos de Vida. Además le regalé un bello ramo de Lilis que aún nos perfuma toda la casa (en la foto).
Fui con Rodo a Serpost a hacer un trámite, también vi a Hipólito que no ha estado bien de salud en las últimas semanas. Y a Luz, después de muchas lunas que logramos reunirnos.
domingo, 19 de mayo de 2013
sábado, 27 de abril de 2013
El presente del pasado
En casa compramos una vaquita automática que nos ha dado ya leche de quinua y leche de almendras (ambas deliciosas). Le hemos puesto Clotilde. Me tocó revisión médica en el gimnasio y en todo había mejorado, es decir medidas, peso, disminución de porcentaje de grasa, elasticidad, ¡estrellita para mí!, aunque la verdad no he cumplido siempre de ir las cinco veces por semana, pero lo he intentado. Estuvo de paso fugaz Rosa en Lima, al menos pudimos vernos y conversar un poco. Fui a ver Con-cierto olvido de Yuyachkani, con Gustavo, que estuvo muy buena, muy sentida y de ahí nos fuimos a conversar largo y tendido hasta altas horas de la noche, lo cual disfruté mucho. Retomamos los domingos de tren, con mi tío Pepe y mi mamá. Yo sigo perdiendo, pero disfruto el juego. Me reuní con Rodo y Virginia para darles una mano con Sueños de un bonzo, poemario-incendio de Virginia. Vi a Tabata en acción en su espectáculo de baile y por su cumpleaños nos fuimos al cine a ver Las edades del amor de Giovanni Veronesi, comimos toneladas de canchita, recordando los tiempos de nuestra chiquititud, cuando éramos máquinas devoradoras de canchita. Me encontré con Miguel Det para que me vendiera su novela ilustrada sobre Martín Adán, Conversaciones en la ciudad de cartón, y disfrutamos de un rico lonche en Campos de vida, con café de algarrobo incluido. Y estuve en el ansiado y esperado concierto de Silvio Rodríguez, a quien veo en Lima después de años, ya se le ve el cabello cano a mi querido Silvio, único, total, fabuloso. Fue la presentación del poemario-incendio de Virginia, en el espacio CompArte, aquí en Magdalena, en una azotea frente al mar, lo que me ha dado muchas ideas de qué hacer en mi propio edificio. El incendio-performance fue ocasión de un grato reencuentro con compañeros y compañeras sanmarquinos. Inicié el Seminario Género, poder e intersecciones de violencia: de lo global a lo local impartido por Cristina Alcalde, el cual está muy interesante. Y estuve en el homenaje que le hicieron en San marcos (foto) a Carlitos, por cumplirse un año de su sensible fallecimiento. Nuevamente fue motivo para un reencuentro con mi alma mater y con compañeros de aulas que no veía hace tiempo.
Siguiendo con la lectura de amigos y amigas conocidos en mi paso por Nueva York, leí Apenas Marta de Lorea Canales, Standby de Alina Reyes, Lima y limón de Antonio Jiménez Morato y ahora estoy en la mitad de Criaturas abisales de Marina Perezagua. Todos excelentes.
Siguiendo con la lectura de amigos y amigas conocidos en mi paso por Nueva York, leí Apenas Marta de Lorea Canales, Standby de Alina Reyes, Lima y limón de Antonio Jiménez Morato y ahora estoy en la mitad de Criaturas abisales de Marina Perezagua. Todos excelentes.
miércoles, 10 de abril de 2013
Tanaka
El 17 de marzo fui personera en cuatro mesas en un colegio en San Miguel, estuve hasta la noche en el conteo. En todas ellas ganó el NO y al menos por un momento todo fue felicidad, hasta que ciertos vistos de una jugada política que no habíamos avizorado se hicieron claros cuando la mayoría de los regidores terminaban revocados.
Pero la vida siguió su curso. Fui al cine a ver Cloud Atlas de Tom Tykwer (Lola corre Lola), Andy Wachowski y Lana Wachowski, los realizadores de la trilogía Matrix. El trailer mostraba una suerte de épica universal que pudo haber sido un fiasco pero la verdad me gustó bastante. Luego me enteré de que uno de los hermanos Wachowski era transexual, antes Larry ahora Lana, así que me dio mucho más gusto haber ido a ver el film.
Llevé un taller de documentales con Javier Corcuera auspiciado por la Municipalidad Metropolitana de Lima que disfruté mucho e hice una nota al respecto. Ganó Perú a Chile y tuvimos una linda noche de peña en el Centro Cultural Breña con amigos queridos. Vi también El limpiador de Adrián Saba, pero nos pareció excesivamente larga, con diálogos y escenas demasiado obvios.
En Semana Santa mi mamá me convenció para ir a Tanaka, Arequipa, donde una prima suya tiene casa. Es una playa muy grande caracterizada por sus pozas de agua fría. En efecto el agua estuvo heladísima pero después del primer baño que casi te para el corazón, se podía disfrutar a gusto. Ayudaba a eso un sol avasallador, contrarrestado por unos vientos fuertes. Comí pejerrey de la zona que es grandote, no como el de Lima y otros pescados muy ricos. Así que pude acabar de leer In The Time of The Butterflies de Julia Álvarez y también me leí Cambios de Mo Yan. Me quedé con ganas de leer una novela suya, pero no tengo, así que debo dejarlo pendiente. Disfruté del mar, del sol, de unos días de descanso con mi mamá y Zoila. Jugamos burako pero perdí contra las dos maestras del juego.
Al volver a Lima me corté el pelo. Asistí al conservatorio Empoderadas, sobre mujeres artistas y activistas que proponen nuevos escenarios y reflexiones desde el arte, en el que participaron Natalia Iguiñiz, Karen Bernedo, Adriana Tomatis, Melissa Ghezzi, Natalia Pilo-Pais y Susana Torres. Todas estuvieron muy interesantes, contaron sobre trabajos que habían hecho antes y lo más curioso es que entre ellas no se conocían así que fue pretexto para verse, hablarse y entrar en contacto. Empecé a asistir a la Muestra de Cine Independiente Peruano en la ex filmoteca, hoy reducida a su quinta parte. De todas formas fue bonito volver a ver cine en el Museo de Arte, el que disfruté mucho, así como la conversación con la directora Tilsa Otta. Fui sola a estas actividades porque no siempre hay alguien con tiempo o dispuesto a acompañarme. Al inicio me es duro ir yo sola a cualquier lugar pero es el precio necesario por no dejar las cosas que me gustan. Al menos el ir sola a la filmoteca no me es tan extraño, hace mucho que lo adopté como una estrategia de sobrevivencia. También fui a ver la exposición Bendita eres de Melissa Ghezzi y Sandra Silva, que han hecho en conjunto un poemario en cómic que está súper chévere, en la sala de arte de Euroidiomas que al parecer se perfila como un interesante espacio de difusión artística.
He visitado a mi papá y mis hermanos. Estoy haciendo un informe de derechos humanos para Runa que ya va teniendo forma. Sigo colaborando Con la A en donde acaba de aparecer el número dedicado al cine que yo coordiné junto con Montse Cano, titulado Otra mirada, otra imagen: mujeres tras la cámara.
Estoy leyendo a Lina Meruane que es una excelente escritora chilena, he leído Las infantas y Sangre en el ojo, que recomiendo ampliamente. Lina fue mi profesora en el MFA de escritura creativa en la Universidad de Nueva York. También fui a Gamarra y a una charla en Brahma Kumaris sobre el ego y las emociones. Visité a Rocío, a Rodo, a Hipólito, que así no más no se dejan ver. Me vi con Lunia y Mauricio. Estuvo de paso mi tía Mercedes que vino de Suiza y tuve la oportunidad de compartir con ella un rico café de algarrobo en Campos de Vida.
Sigo yendo al gimnasio en las mañanas y trato de pasarla tranquila, comiendo saludable, yendo al mercado cada semana y buscando recuperar el ánimo y la alegría de vivir.
Pero la vida siguió su curso. Fui al cine a ver Cloud Atlas de Tom Tykwer (Lola corre Lola), Andy Wachowski y Lana Wachowski, los realizadores de la trilogía Matrix. El trailer mostraba una suerte de épica universal que pudo haber sido un fiasco pero la verdad me gustó bastante. Luego me enteré de que uno de los hermanos Wachowski era transexual, antes Larry ahora Lana, así que me dio mucho más gusto haber ido a ver el film.
Llevé un taller de documentales con Javier Corcuera auspiciado por la Municipalidad Metropolitana de Lima que disfruté mucho e hice una nota al respecto. Ganó Perú a Chile y tuvimos una linda noche de peña en el Centro Cultural Breña con amigos queridos. Vi también El limpiador de Adrián Saba, pero nos pareció excesivamente larga, con diálogos y escenas demasiado obvios.
En Semana Santa mi mamá me convenció para ir a Tanaka, Arequipa, donde una prima suya tiene casa. Es una playa muy grande caracterizada por sus pozas de agua fría. En efecto el agua estuvo heladísima pero después del primer baño que casi te para el corazón, se podía disfrutar a gusto. Ayudaba a eso un sol avasallador, contrarrestado por unos vientos fuertes. Comí pejerrey de la zona que es grandote, no como el de Lima y otros pescados muy ricos. Así que pude acabar de leer In The Time of The Butterflies de Julia Álvarez y también me leí Cambios de Mo Yan. Me quedé con ganas de leer una novela suya, pero no tengo, así que debo dejarlo pendiente. Disfruté del mar, del sol, de unos días de descanso con mi mamá y Zoila. Jugamos burako pero perdí contra las dos maestras del juego.
Al volver a Lima me corté el pelo. Asistí al conservatorio Empoderadas, sobre mujeres artistas y activistas que proponen nuevos escenarios y reflexiones desde el arte, en el que participaron Natalia Iguiñiz, Karen Bernedo, Adriana Tomatis, Melissa Ghezzi, Natalia Pilo-Pais y Susana Torres. Todas estuvieron muy interesantes, contaron sobre trabajos que habían hecho antes y lo más curioso es que entre ellas no se conocían así que fue pretexto para verse, hablarse y entrar en contacto. Empecé a asistir a la Muestra de Cine Independiente Peruano en la ex filmoteca, hoy reducida a su quinta parte. De todas formas fue bonito volver a ver cine en el Museo de Arte, el que disfruté mucho, así como la conversación con la directora Tilsa Otta. Fui sola a estas actividades porque no siempre hay alguien con tiempo o dispuesto a acompañarme. Al inicio me es duro ir yo sola a cualquier lugar pero es el precio necesario por no dejar las cosas que me gustan. Al menos el ir sola a la filmoteca no me es tan extraño, hace mucho que lo adopté como una estrategia de sobrevivencia. También fui a ver la exposición Bendita eres de Melissa Ghezzi y Sandra Silva, que han hecho en conjunto un poemario en cómic que está súper chévere, en la sala de arte de Euroidiomas que al parecer se perfila como un interesante espacio de difusión artística.
He visitado a mi papá y mis hermanos. Estoy haciendo un informe de derechos humanos para Runa que ya va teniendo forma. Sigo colaborando Con la A en donde acaba de aparecer el número dedicado al cine que yo coordiné junto con Montse Cano, titulado Otra mirada, otra imagen: mujeres tras la cámara.
Estoy leyendo a Lina Meruane que es una excelente escritora chilena, he leído Las infantas y Sangre en el ojo, que recomiendo ampliamente. Lina fue mi profesora en el MFA de escritura creativa en la Universidad de Nueva York. También fui a Gamarra y a una charla en Brahma Kumaris sobre el ego y las emociones. Visité a Rocío, a Rodo, a Hipólito, que así no más no se dejan ver. Me vi con Lunia y Mauricio. Estuvo de paso mi tía Mercedes que vino de Suiza y tuve la oportunidad de compartir con ella un rico café de algarrobo en Campos de Vida.
Sigo yendo al gimnasio en las mañanas y trato de pasarla tranquila, comiendo saludable, yendo al mercado cada semana y buscando recuperar el ánimo y la alegría de vivir.
sábado, 16 de marzo de 2013
Encuentro con la cultura y la ciudad
¿Qué he hecho en este mes? Reencontrarme con la ciudad, con mis amigos y disfrutar de la oferta cultural que se vive en mi ciudad bella que cada día mejora un poco más. No será Nueva York, no será el DF pero tenemos una riqueza tan grande, tan intensa, que cada vez me siento más cómoda y más contenta en mi tierra o debería decir, en mi mar, en mi agua porque esta ciudad es pura humedad, pura brisa, puros peces volando, como yo.
Empecé a trabajar en Runa, a concluir cosas pendientes ahí y retomar lo avanzado. Fue motivo para entrevistar a Inti sobre su cambio de nombre. Reinicié el gimnasio, estoy haciendo spinning y cardio.
Fui al cine a ver Django de Tarantino que me gustó mucho, fue terrible realmente la esclavitud que sufrieron los afrodescendientes y es claro en esa película que toda la riqueza norteamericana se consolidó sobre la base de la muerte, la explotación y el sufrimiento de un pueblo, que aún hoy sigue pagando esa brecha. Realmente hay una gran deuda simbólica y real con ellos, al igual que aquí en el Perú la hay también con los afrodescendientes, pero en nuestro caso mucho mayor deuda con los indígenas. También fui a ver Amour de Michael Haneke que me parece una gran obra pero que por alguna razón no logró conmoverme, quizá por la distancia y la frialdad con que los franceses se tratan en momentos tan cruciales de su vida. Por invitación a mi mamá vimos Sonny Boy de Maria Peters, que trata el tema del holocausto, un tema también terrible, pero en este caso se enfocaba en una mujer rebelde y un hombre negro, así que se juntaban todavía mayores discriminaciones.
Participé en el Segundo Coloquio Internacional de Escrituras Sáficas con una ponencia sobre Doris Moromisato (Perú) y Silvia Tomasa Rivera (México), lo iba a hacer a través de una videoconferencia pero no se logró la conexión y leyeron la ponencia por mí allá en México.
Pude ver a nuestro excelso director de orquesta Abraham Padilla en acción con la Orquesta Sinfónica Nacional, en un bello homenaje al compositor peruano Armando Guevara Ochoa (recientemente fallecido), con el ensamble de piedras creado por Abraham y ejecutado por los músicos de la banda de la Fuerza Aérea del Perú, mezclado a la música clásica y al ritmo peruano, fue simplemente maravilloso. Aunque esto ya lo saben por mi nota sobre el evento.
Asistí a un curso de cocina natural en Campos de Vida, que estuvo fabuloso, prepararon Tiradito con alcachofa, Ceviche de chocho con verduras crujientes, Ceviche de champiñones al olivo, Aspic de tomate y vegetales. Todo muy rico. También asistí a la conferencia del Dr. Nimer sobre la energía. Y en resumen dijo que el 80% nos llega a través de los alimentos, el otro 20% es nuestra actitud: alegría, tranquilidad, pensamiento positivo.
He visitado a mi familia, a mi abuelita, a mi papá y mis hermanos. Estuve en el cumpleaños de la nieta de mi tío Peruco, Viana; vi a mi tía Teresa que me leyó las cartas; a mis tíos Roberto y Blanca (en la foto) que vinieron a almorzar en casa con mi tía Mercedes. También me he encontrado con mi amiga Melina que ahora está en Lima, nos juntamos a hablar de su guión de cine. Me reuní con Lunia para hablar de su estancia en Nueva Orleans y con José Carlos para hacer un intercambio de libros. Estuve en el cumpleaños de mi amigo Gustavo, donde también vi a Gaby y a Jesús, a Dafne y a Diana. Con Rodo y Virginia pasamos una linda noche de jazz en la Plaza Francia, un proyecto de la Municipalidad de Lima para democratizar la cultura, así que luego de oír música gratis y al amparo del viento veraniego, nos fuimos al Munich al que no iba hace tiempo y luego al Olvídate Bar, de una amiga de Virginia, también sanmarquina, donde comimos riquísimos quesos andinos y tomamos chilcanitos exóticos, en un ambiente acogedor y con música insuperable. Me encantó estar en el centro, verlo recuperado, cada día mejor, cada día más propio, más amable. Sin duda, el corazón de Lima sigue latiendo entre el Jirón de la Unión, la Plaza San Martín y alrededores. También me encontré con Luz y de casualidad en esa salida nos topamos con Claudia Peralta, así que se hizo una velada muy bonita y muy larga que no esperábamos.
A Tabata la vi el 8 de marzo, recordando nuestros días de infancia en Canto a la Vida en el Campo de Marte. Estuvimos en la marcha por el NO es NO y conversamos a gusto, rodeadas de mujeres fuertes, luchadoras, inspiradoras. Participé en el Homenaje a las poetas Carmen Ollé y a Rosina Valcárcel en el Centro Cultural de España invitada por Yolanda Prada. Fue un homenaje conmovedor y fue interesante estar cerca de ellas, oírlas, compartir a su lado. Fue además oportunidad para ver a Yolanda Westphalen con quien conversamos de literatura, una charla muy estimulante, quedamos en seguir en comunicación. También fue ocasión para conocer a escritoras peruanas como Karina Pacheco, Yeniva Fernández y Melissa Ghezzi. Con las dos primeras nos juntamos a tomar un café y se nos unió Alina Gadea. Me ha emocionado mucho la posibilidad de departir y aprender de excelentes escritoras contemporáneas de mi país y más aún poder trabar una amistad.
De manera virtual he seguido comunicada con Gaby, con Cynthia, con Oli, con las que hablo al skype y con todas mis demás amigas con las que me escribo por correo, al ritmo en que me responden. Con mi tío Pepe y mi mamá hemos inaugurado los domingos de tren, así que jugamos dominó cubano al atardecer.
Finalmente ayer fui a ver la obra de teatro Confesiones de Ana Correa en Yuyachkani y me fascinó, la propuesta de conectar la vida y el arte, hacerlos dialogar de una manera sensible y comprometida, fue realmente muy bonito. Y para mayor satisfacción me encontré con una compañera de la universidad que me saludó con mucho cariño y me contó que me lee mucho, lo cual es siempre un halago y un incentivo para seguir, a pesar de las dudas, las dificultades y el desaliento que a veces me persigue.
Leí el libro de memorias de Dedé Mirabal, Vivas en su jardín, sobre la vida de sus hermanas, que me encantó y del que saqué una nota. Siguiendo con ese tema empecé a leer In the Time of Butterflies de Julia Álvarez pero se vio interrumpido por el libro de Hernando Carpio Montoya, regalado por José Carlos, En el horizonte, que es una historia novelada de la vida de nuestro mayor y más excelso héroe de la república, Miguel Grau. Me gustó mucho, me dio cólera recordar las injusticias de la guerra del pacífico, pero también emoción saber más de uno de los caballeros más íntegros que ha tenido nuestra patria, que como a la mayoría de las personas con convicciones y honor, mandó al matadero. Lecciones que debemos aprender si queremos que las cosas cambien en este país.
Así que estoy contenta, con el corazón cargado para entregarle a esta ciudad lo mejor de mí mañana en un proceso electoral de dudosa reputación pero del que esperemos salir fortalecidos.
Empecé a trabajar en Runa, a concluir cosas pendientes ahí y retomar lo avanzado. Fue motivo para entrevistar a Inti sobre su cambio de nombre. Reinicié el gimnasio, estoy haciendo spinning y cardio.
Fui al cine a ver Django de Tarantino que me gustó mucho, fue terrible realmente la esclavitud que sufrieron los afrodescendientes y es claro en esa película que toda la riqueza norteamericana se consolidó sobre la base de la muerte, la explotación y el sufrimiento de un pueblo, que aún hoy sigue pagando esa brecha. Realmente hay una gran deuda simbólica y real con ellos, al igual que aquí en el Perú la hay también con los afrodescendientes, pero en nuestro caso mucho mayor deuda con los indígenas. También fui a ver Amour de Michael Haneke que me parece una gran obra pero que por alguna razón no logró conmoverme, quizá por la distancia y la frialdad con que los franceses se tratan en momentos tan cruciales de su vida. Por invitación a mi mamá vimos Sonny Boy de Maria Peters, que trata el tema del holocausto, un tema también terrible, pero en este caso se enfocaba en una mujer rebelde y un hombre negro, así que se juntaban todavía mayores discriminaciones.
Participé en el Segundo Coloquio Internacional de Escrituras Sáficas con una ponencia sobre Doris Moromisato (Perú) y Silvia Tomasa Rivera (México), lo iba a hacer a través de una videoconferencia pero no se logró la conexión y leyeron la ponencia por mí allá en México.
Pude ver a nuestro excelso director de orquesta Abraham Padilla en acción con la Orquesta Sinfónica Nacional, en un bello homenaje al compositor peruano Armando Guevara Ochoa (recientemente fallecido), con el ensamble de piedras creado por Abraham y ejecutado por los músicos de la banda de la Fuerza Aérea del Perú, mezclado a la música clásica y al ritmo peruano, fue simplemente maravilloso. Aunque esto ya lo saben por mi nota sobre el evento.
Asistí a un curso de cocina natural en Campos de Vida, que estuvo fabuloso, prepararon Tiradito con alcachofa, Ceviche de chocho con verduras crujientes, Ceviche de champiñones al olivo, Aspic de tomate y vegetales. Todo muy rico. También asistí a la conferencia del Dr. Nimer sobre la energía. Y en resumen dijo que el 80% nos llega a través de los alimentos, el otro 20% es nuestra actitud: alegría, tranquilidad, pensamiento positivo.
He visitado a mi familia, a mi abuelita, a mi papá y mis hermanos. Estuve en el cumpleaños de la nieta de mi tío Peruco, Viana; vi a mi tía Teresa que me leyó las cartas; a mis tíos Roberto y Blanca (en la foto) que vinieron a almorzar en casa con mi tía Mercedes. También me he encontrado con mi amiga Melina que ahora está en Lima, nos juntamos a hablar de su guión de cine. Me reuní con Lunia para hablar de su estancia en Nueva Orleans y con José Carlos para hacer un intercambio de libros. Estuve en el cumpleaños de mi amigo Gustavo, donde también vi a Gaby y a Jesús, a Dafne y a Diana. Con Rodo y Virginia pasamos una linda noche de jazz en la Plaza Francia, un proyecto de la Municipalidad de Lima para democratizar la cultura, así que luego de oír música gratis y al amparo del viento veraniego, nos fuimos al Munich al que no iba hace tiempo y luego al Olvídate Bar, de una amiga de Virginia, también sanmarquina, donde comimos riquísimos quesos andinos y tomamos chilcanitos exóticos, en un ambiente acogedor y con música insuperable. Me encantó estar en el centro, verlo recuperado, cada día mejor, cada día más propio, más amable. Sin duda, el corazón de Lima sigue latiendo entre el Jirón de la Unión, la Plaza San Martín y alrededores. También me encontré con Luz y de casualidad en esa salida nos topamos con Claudia Peralta, así que se hizo una velada muy bonita y muy larga que no esperábamos.
A Tabata la vi el 8 de marzo, recordando nuestros días de infancia en Canto a la Vida en el Campo de Marte. Estuvimos en la marcha por el NO es NO y conversamos a gusto, rodeadas de mujeres fuertes, luchadoras, inspiradoras. Participé en el Homenaje a las poetas Carmen Ollé y a Rosina Valcárcel en el Centro Cultural de España invitada por Yolanda Prada. Fue un homenaje conmovedor y fue interesante estar cerca de ellas, oírlas, compartir a su lado. Fue además oportunidad para ver a Yolanda Westphalen con quien conversamos de literatura, una charla muy estimulante, quedamos en seguir en comunicación. También fue ocasión para conocer a escritoras peruanas como Karina Pacheco, Yeniva Fernández y Melissa Ghezzi. Con las dos primeras nos juntamos a tomar un café y se nos unió Alina Gadea. Me ha emocionado mucho la posibilidad de departir y aprender de excelentes escritoras contemporáneas de mi país y más aún poder trabar una amistad.
De manera virtual he seguido comunicada con Gaby, con Cynthia, con Oli, con las que hablo al skype y con todas mis demás amigas con las que me escribo por correo, al ritmo en que me responden. Con mi tío Pepe y mi mamá hemos inaugurado los domingos de tren, así que jugamos dominó cubano al atardecer.
Finalmente ayer fui a ver la obra de teatro Confesiones de Ana Correa en Yuyachkani y me fascinó, la propuesta de conectar la vida y el arte, hacerlos dialogar de una manera sensible y comprometida, fue realmente muy bonito. Y para mayor satisfacción me encontré con una compañera de la universidad que me saludó con mucho cariño y me contó que me lee mucho, lo cual es siempre un halago y un incentivo para seguir, a pesar de las dudas, las dificultades y el desaliento que a veces me persigue.
Leí el libro de memorias de Dedé Mirabal, Vivas en su jardín, sobre la vida de sus hermanas, que me encantó y del que saqué una nota. Siguiendo con ese tema empecé a leer In the Time of Butterflies de Julia Álvarez pero se vio interrumpido por el libro de Hernando Carpio Montoya, regalado por José Carlos, En el horizonte, que es una historia novelada de la vida de nuestro mayor y más excelso héroe de la república, Miguel Grau. Me gustó mucho, me dio cólera recordar las injusticias de la guerra del pacífico, pero también emoción saber más de uno de los caballeros más íntegros que ha tenido nuestra patria, que como a la mayoría de las personas con convicciones y honor, mandó al matadero. Lecciones que debemos aprender si queremos que las cosas cambien en este país.
Así que estoy contenta, con el corazón cargado para entregarle a esta ciudad lo mejor de mí mañana en un proceso electoral de dudosa reputación pero del que esperemos salir fortalecidos.
viernes, 15 de febrero de 2013
La tierra de mi abuela: Atico
Llegamos a Atico ya de noche y después de dejar a mi tía Mercedes en su casa nos fuimos a Peña Pietra (en la foto) a dejar las cosas que había enviado mi tía Nora por adelantado en la camioneta que rentó mi tío Pancho. Así que llegamos de noche al campamento, ahí vi a mis primos y a Ema que había salido ese día en la mañana. El mar se veía bravo a esa hora. Nosotras volvimos a Atico y nos hospedamos en el hotel Vista al mar, muy bueno y cómodo. A la mañana siguiente salimos temprano a comprar los pasajes de regreso para Lima y a desayunar con mi tía Mercedes, luego fuimos a la chacra a recoger higos pero no habían muchos. Volvimos caminando y el sol me hizo daño porque quemaba mucho, así que me dio dolor de cabeza. Mi papá se compró unos aquashoes de emergencia y de ahí fuimos a entregar la habitación. Esperamos a mi tío Peruco que llegó atrasado pero nos llevó a Peña Pietra justo cuando acababa de llegar mi tía Nora con toda la tropa, así que la ayudamos a poner su campamento. Yo estuve cuidando a mi sobrino Gustavito mientras tanto. Ese día dormimos en la carpa que habían llevado Alexis y Joel que era enanita, así que estábamos que ni nos podíamos mover pero igual pudimos descansar. Todo el domingo estuvimos ahí, nos metimos las tres veces de rigor a la poza, a las 7am, a las 12 y a las 5pm, fuera de esas horas el sol quema como bestia. Nos mojaron porque eran carnavales. Llegó una amiga de mi mamá llamada Blanca que nos dio lugar en su campamento, pero esa noche igual dormimos en nuestra carpita porque era muy tarde para armar otra. El lunes fuimos a Atico a recoger la maleta que dejamos encargada en el hotel y a hacer compras para dejarle a mi tía Nora. El martes estuvimos todo el día disfrutando de la playa y de la vista y de la compañía de la familia. El agua en Atico es helada pero requete helada, seguro que por eso también muy saludable. Y el sol es recontra fuerte, así que hay que andar con cuidado, yo igual me quemé un poco y eso que no estuve tomando sol. En fin, todos nos esperan el próximo año por allá también, a ver si se concreta. Me dio mucho gusto poder compartir con mis tíos en estos días, fue un bonito reencuentro con la familia después de haber perdido otra familia que yo tenía.
La tierra de mi abuelo: Caravelí
Volví a Lima y tuve la oportunidad de coincidir aquí con mi tía Luz, a la que visité un par de veces en Washington. Así que estuve para su cumpleaños, a donde llevaron mariachis y un domingo nos fuimos a comer ceviche con mi tía Mercedes y mi primo Jota. Luego estuve también en el cumpleaños de mi tía Juanita a donde también llevaron mariachis (y los mismos). Así que han sido días de fiesta, alegres y amables. Vi a mi papá y su familia, también a Rodo un par de veces y empecé a ir a Runa a ver las cosas pendientes para retomar al regreso de mi viaje. También estuve celebrando con Rocío su cumpleaños sin cuenta y con un montón de gente más porque ella siempre congrega multitudes, así que conocí a gente interesante ese día.
Al día siguiente partimos a Caravelí, el bus de Cromotex nos dejó el 1 de febrero en Atico a las 7am, de ahí tomamos un colectivo a Caravelí, antes saludamos a mi tío Peruco y dejamos algunas cosas en su casa que no utilizaríamos hasta el campamento. En Caravelí nos fuimos a casa de mi tía Nora y mi tío Alberto, ahí también estaba mi prima Carolina, con sus dos hijos Gustavo y Esteban (rebautizado por mis primos como Estebandido). También estaba mi tía María y Elena, la hermana de mi tía Nora. Llegamos el preciso día del cumpleaños de Elena, así que hubo sancochado y la pasamos muy bien compartiendo con sus familiares que habían ido a Caravelí para la fiesta de la Virgen del Buen Paso. En la tarde mi tío Alberto nos llevó a su chacra La Cantera, me gustó mucho ver las uvas, el estanque, en fin, la naturaleza en general, tan bien cuidada y querida por sus dueños. Lo triste fue que días después concretaron su venta. Fuimos a la iglesia de la Virgen del Buen Paso para darle nuestros saludos y también estuvimos en la procesión (ganándonos un pedacito de cielo, espero). Fuimos al cementerio donde están enterrados mi tío José y mis tías Jesús y Leonor, les dejamos flores. Cada día empezaba muy de mañana yendo a buscar leche de vaca y pan recién horneado a leña donde el famoso Roco. Ayudamos a preparar pan de yema, manjarblanco, galletitas, mocuyo (que es una suerte de causa verde, con perejil y paico molidos al batán). En los desayunos siempre teníamos ricas aceitunas, quesito de la chacra de mi tía Nora (de vacas felices), mantequilla fresquita hecha de la nata de la leche de cada día, paltas de la chacra y otras muchas cosas ricas. Estuvimos para el cumpleaños de mi tía Deifilia, así que conocimos la chacra de los Portugal. No fuimos a la corrida de toros porque estamos en contra de la tortura a los animales, tampoco a la pelea de gallos. Pero fui con Elena a la corrida bufa en la que solo hacen un espectáculo como de circo con los animales. Estuvo divertido pero igual no volvería porque de todas formas fastidian a los pobres animalitos. Visitamos a mi tía Rita que nos preparó queso helado, a mi tío Pepe, a mi primo Coco. El clima era muy caliente pero en las noches enfriaba bastante y al final del viaje tuvimos unos días de lluvia porque llegó agua puerca de la sierra, todo el pueblo fue al río a ver el agua. Es que no hay muchas diversiones en el pueblo, como decía mi abuelito en su libro Relatos de mi tierra que he releído con mucho gusto y más conocimiento después de una semana en Caravelí.
Mi mamá se resfrió y por eso nos quedamos unos días más, mis primos se fueron apenas se acabó la fiesta del pueblo a Peña Pietra en Atico. Nosotras nos quedamos y fuimos a Atico con mi tío Pancho que también llegó de Estados Unidos en esos días, así que fue un viaje simpático en la tierra de mi abuelo (en la foto la campiña).
Al día siguiente partimos a Caravelí, el bus de Cromotex nos dejó el 1 de febrero en Atico a las 7am, de ahí tomamos un colectivo a Caravelí, antes saludamos a mi tío Peruco y dejamos algunas cosas en su casa que no utilizaríamos hasta el campamento. En Caravelí nos fuimos a casa de mi tía Nora y mi tío Alberto, ahí también estaba mi prima Carolina, con sus dos hijos Gustavo y Esteban (rebautizado por mis primos como Estebandido). También estaba mi tía María y Elena, la hermana de mi tía Nora. Llegamos el preciso día del cumpleaños de Elena, así que hubo sancochado y la pasamos muy bien compartiendo con sus familiares que habían ido a Caravelí para la fiesta de la Virgen del Buen Paso. En la tarde mi tío Alberto nos llevó a su chacra La Cantera, me gustó mucho ver las uvas, el estanque, en fin, la naturaleza en general, tan bien cuidada y querida por sus dueños. Lo triste fue que días después concretaron su venta. Fuimos a la iglesia de la Virgen del Buen Paso para darle nuestros saludos y también estuvimos en la procesión (ganándonos un pedacito de cielo, espero). Fuimos al cementerio donde están enterrados mi tío José y mis tías Jesús y Leonor, les dejamos flores. Cada día empezaba muy de mañana yendo a buscar leche de vaca y pan recién horneado a leña donde el famoso Roco. Ayudamos a preparar pan de yema, manjarblanco, galletitas, mocuyo (que es una suerte de causa verde, con perejil y paico molidos al batán). En los desayunos siempre teníamos ricas aceitunas, quesito de la chacra de mi tía Nora (de vacas felices), mantequilla fresquita hecha de la nata de la leche de cada día, paltas de la chacra y otras muchas cosas ricas. Estuvimos para el cumpleaños de mi tía Deifilia, así que conocimos la chacra de los Portugal. No fuimos a la corrida de toros porque estamos en contra de la tortura a los animales, tampoco a la pelea de gallos. Pero fui con Elena a la corrida bufa en la que solo hacen un espectáculo como de circo con los animales. Estuvo divertido pero igual no volvería porque de todas formas fastidian a los pobres animalitos. Visitamos a mi tía Rita que nos preparó queso helado, a mi tío Pepe, a mi primo Coco. El clima era muy caliente pero en las noches enfriaba bastante y al final del viaje tuvimos unos días de lluvia porque llegó agua puerca de la sierra, todo el pueblo fue al río a ver el agua. Es que no hay muchas diversiones en el pueblo, como decía mi abuelito en su libro Relatos de mi tierra que he releído con mucho gusto y más conocimiento después de una semana en Caravelí.
Mi mamá se resfrió y por eso nos quedamos unos días más, mis primos se fueron apenas se acabó la fiesta del pueblo a Peña Pietra en Atico. Nosotras nos quedamos y fuimos a Atico con mi tío Pancho que también llegó de Estados Unidos en esos días, así que fue un viaje simpático en la tierra de mi abuelo (en la foto la campiña).
viernes, 18 de enero de 2013
Es más que un hasta luego
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