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sábado, 27 de abril de 2013

El presente del pasado

En casa compramos una vaquita automática que nos ha dado ya leche de quinua y leche de almendras (ambas deliciosas). Le hemos puesto Clotilde. Me tocó revisión médica en el gimnasio y en todo había mejorado, es decir medidas, peso, disminución de porcentaje de grasa, elasticidad, ¡estrellita para mí!, aunque la verdad no he cumplido siempre de ir las cinco veces por semana, pero lo he intentado. Estuvo de paso fugaz Rosa en Lima, al menos pudimos vernos y conversar un poco. Fui a ver Con-cierto olvido de Yuyachkani, con Gustavo, que estuvo muy buena, muy sentida y de ahí nos fuimos a conversar largo y tendido hasta altas horas de la noche, lo cual disfruté mucho. Retomamos los domingos de tren, con mi tío Pepe y mi mamá. Yo sigo perdiendo, pero disfruto el juego. Me reuní con Rodo y Virginia para darles una mano con Sueños de un bonzo, poemario-incendio de Virginia. Vi a Tabata en acción en su espectáculo de baile y por su cumpleaños nos fuimos al cine a ver Las edades del amor de Giovanni Veronesi, comimos toneladas de canchita, recordando los tiempos de nuestra chiquititud, cuando éramos máquinas devoradoras de canchita. Me encontré con Miguel Det para que me vendiera su novela ilustrada sobre Martín Adán, Conversaciones en la ciudad de cartón, y disfrutamos de un rico lonche en Campos de vida, con café de algarrobo incluido. Y estuve en el ansiado y esperado concierto de Silvio Rodríguez, a quien veo en Lima después de años, ya se le ve el cabello cano a mi querido Silvio, único, total, fabuloso. Fue la presentación del poemario-incendio de Virginia, en el espacio CompArte, aquí en Magdalena, en una azotea frente al mar, lo que me ha dado muchas ideas de qué hacer en mi propio edificio. El incendio-performance fue ocasión de un grato reencuentro con compañeros y compañeras sanmarquinos. Inicié el Seminario Género, poder e intersecciones de violencia: de lo global a lo local impartido por Cristina Alcalde, el cual está muy interesante. Y estuve en el homenaje que le hicieron en San marcos (foto) a Carlitos, por cumplirse un año de su sensible fallecimiento. Nuevamente fue motivo para un reencuentro con mi alma mater y con compañeros de aulas que no veía hace tiempo.
Siguiendo con la lectura de amigos y amigas conocidos en mi paso por Nueva York, leí Apenas Marta de Lorea Canales, Standby de Alina Reyes, Lima y limón de Antonio Jiménez Morato y ahora estoy en la mitad de Criaturas abisales de Marina Perezagua. Todos excelentes.

sábado, 16 de marzo de 2013

Encuentro con la cultura y la ciudad

¿Qué he hecho en este mes? Reencontrarme con la ciudad, con mis amigos y disfrutar de la oferta cultural que se vive en mi ciudad bella que cada día mejora un poco más. No será Nueva York, no será el DF pero tenemos una riqueza tan grande, tan intensa, que cada vez me siento más cómoda y más contenta en mi tierra o debería decir, en mi mar, en mi agua porque esta ciudad es pura humedad, pura brisa, puros peces volando, como yo.
Empecé a trabajar en Runa, a concluir cosas pendientes ahí y retomar lo avanzado. Fue motivo para entrevistar a Inti sobre su cambio de nombre. Reinicié el gimnasio, estoy haciendo spinning y cardio.
Fui al cine a ver Django de Tarantino que me gustó mucho, fue terrible realmente la esclavitud que sufrieron los afrodescendientes y es claro en esa película que toda la riqueza norteamericana se consolidó sobre la base de la muerte, la explotación y el sufrimiento de un pueblo, que aún hoy sigue pagando esa brecha. Realmente hay una gran deuda simbólica y real con ellos, al igual que aquí en el Perú la hay también con los afrodescendientes, pero en nuestro caso mucho mayor deuda con los indígenas. También fui a ver Amour de Michael Haneke que me parece una gran obra pero que por alguna razón no logró conmoverme, quizá por la distancia y la frialdad con que los franceses se tratan en momentos tan cruciales de su vida. Por invitación a mi mamá vimos Sonny Boy de  Maria Peters, que trata el tema del holocausto, un tema también terrible, pero en este caso se enfocaba en una mujer rebelde y un hombre negro, así que se juntaban todavía mayores discriminaciones.
Participé en el Segundo Coloquio Internacional de Escrituras Sáficas con una ponencia sobre Doris Moromisato (Perú) y Silvia Tomasa Rivera (México), lo iba a hacer a través de una videoconferencia pero no se logró la conexión y leyeron la ponencia por mí allá en México.
Pude ver a nuestro excelso director de orquesta Abraham Padilla en acción con la Orquesta Sinfónica Nacional, en un bello homenaje al compositor peruano Armando Guevara Ochoa (recientemente fallecido), con el ensamble de piedras creado por Abraham y ejecutado por los músicos de la banda de la Fuerza Aérea del Perú, mezclado a la música clásica y al ritmo peruano, fue simplemente maravilloso. Aunque esto ya lo saben por mi nota sobre el evento.
Asistí a un curso de cocina natural en Campos de Vida, que estuvo fabuloso, prepararon Tiradito con alcachofa, Ceviche de chocho con verduras crujientes, Ceviche de champiñones al olivo, Aspic de tomate y vegetales. Todo muy rico. También asistí a la conferencia del Dr. Nimer sobre la energía. Y en resumen dijo que el 80% nos llega a través de los alimentos, el otro 20% es nuestra actitud: alegría, tranquilidad,  pensamiento positivo.
He visitado a mi familia, a mi abuelita, a mi papá y mis hermanos. Estuve en el cumpleaños de la nieta de mi tío Peruco, Viana; vi a mi tía Teresa que me leyó las cartas; a mis tíos Roberto y Blanca (en la foto) que vinieron a almorzar en casa con mi tía Mercedes.  También me he encontrado con mi amiga Melina que ahora está en Lima, nos juntamos a hablar de su guión de cine. Me reuní con Lunia para hablar de su estancia en Nueva Orleans y con José Carlos para hacer un intercambio de libros. Estuve en el cumpleaños de mi amigo Gustavo, donde también vi a Gaby y a Jesús, a Dafne y a Diana. Con Rodo y Virginia pasamos una linda noche de jazz en la Plaza Francia, un proyecto de la Municipalidad de Lima para democratizar la cultura, así que luego de oír música gratis y al amparo del viento veraniego, nos fuimos al Munich al que no iba hace tiempo y luego al Olvídate Bar, de una amiga de Virginia, también sanmarquina, donde comimos riquísimos quesos andinos y tomamos chilcanitos exóticos, en un ambiente acogedor y con música insuperable. Me encantó estar en el centro, verlo recuperado, cada día mejor, cada día más propio, más amable. Sin duda, el corazón de Lima sigue latiendo entre el Jirón de la Unión, la Plaza San Martín y alrededores. También me encontré con Luz y de casualidad en esa salida nos topamos con Claudia Peralta, así que se hizo una velada muy bonita y muy larga que no esperábamos.
A Tabata la vi el 8 de marzo, recordando nuestros días de infancia en Canto a la Vida en el Campo de Marte. Estuvimos en la marcha por el NO es NO y conversamos a gusto, rodeadas de mujeres fuertes, luchadoras, inspiradoras. Participé en el Homenaje a las poetas Carmen Ollé y a Rosina Valcárcel en el Centro Cultural de España invitada por Yolanda Prada. Fue un homenaje conmovedor y fue interesante estar cerca de ellas, oírlas, compartir a su lado. Fue además oportunidad para ver a Yolanda Westphalen con quien conversamos de literatura, una charla muy estimulante, quedamos en seguir en comunicación. También fue ocasión para conocer a escritoras peruanas como Karina Pacheco, Yeniva Fernández y Melissa Ghezzi. Con las dos primeras nos juntamos a tomar un café y se nos unió Alina Gadea. Me ha emocionado mucho la posibilidad de departir y aprender de excelentes escritoras contemporáneas de mi país y más aún poder trabar una amistad.
De manera virtual he seguido comunicada con Gaby, con Cynthia, con Oli, con las que hablo al skype y con todas mis demás amigas con las que me escribo por correo, al ritmo en que me responden.  Con mi tío Pepe y mi mamá hemos inaugurado los domingos de tren, así que jugamos dominó cubano al atardecer.
Finalmente ayer fui a ver la obra de teatro Confesiones de Ana Correa en Yuyachkani y me fascinó, la propuesta de conectar la vida y el arte, hacerlos dialogar de una manera sensible y comprometida, fue realmente muy bonito. Y para mayor satisfacción me encontré con una compañera de la universidad que me saludó con mucho cariño y me contó que me lee mucho, lo cual es siempre un halago y un incentivo para seguir, a pesar de las dudas, las dificultades y el desaliento que a veces me persigue.
Leí el libro de memorias de Dedé Mirabal, Vivas en su jardín, sobre la vida de sus hermanas, que me encantó y del que saqué una nota. Siguiendo con ese tema empecé a leer In the Time of Butterflies de Julia Álvarez pero se vio interrumpido por el libro de Hernando Carpio Montoya, regalado por José Carlos, En el horizonte, que es una historia novelada de la vida de nuestro mayor y más excelso héroe de la república, Miguel Grau. Me gustó mucho, me dio cólera recordar las injusticias de la guerra del pacífico, pero también emoción saber más de uno de los caballeros más íntegros que ha tenido nuestra patria, que como a la mayoría de las personas con convicciones y honor, mandó al matadero. Lecciones que debemos aprender si queremos que las cosas cambien en este país.
Así que estoy contenta, con el corazón cargado para entregarle a esta ciudad lo mejor de mí mañana en un proceso electoral de dudosa reputación pero del que esperemos salir fortalecidos.

jueves, 24 de mayo de 2012

Despedidas

El jueves voy a visitar a Gabriela, estamos con ella un rato y de ahí volvemos caminando por el Riverside Park, el día está soleado y lindo. Seguimos en la búsqueda de zapatillas porque las que mi mamá trajo murieron en el intento. Al menos compró unas sandalias para caminar pero cuando hace frío mejor es la zapatilla. Almorzamos en Amber comida sushi. En la noche nos encontramos con su amiga Nancy del colegio y nos lleva al Empire State, yo no tenía intención de ir, no estaba en mi lista de pendientes, pero lo disfruté mucho, aunque hubo una cola muy larga igual fue muy bonito ver la ciudad desde las alturas, la cogimos justo al anochecer, hubiera estado mejor ver el sunset pero con la cola que había fue imposible llegar más pronto a la cima. Al salir tomamos un cafecito y de ahí nos fuimos a casa. El viernes nos vamos tempranito a Croton-Harmon con Marguerite, hacemos una caminata con Diane por el río, un ligero almuerzo muy rico, descansar en casa, disfrutar el paisaje y el sol y luego una vuelta por la represa, pero por abajo, todo muy lindo. Volvemos a la ciudad y seguimos en la búsqueda de zapatos. El sábado vamos temprano al Museo del Barrio, vemos la exposición permanente, lamentablemente no hay tour ni hay exposiciones temporales en ese momento, así que yo misma llevo a mi mamá por el Spanish Harlem, de ahí comemos en El paso comida mexicana muy buena y salimos volando para ir a ver El fantasma de la ópera. La verdad que iba con bien pocas ilusiones pero me gustó mucho, los artistas son de primera, el escenario muy bien hecho, los vestidos, las voces, un teatro lindo. Luego a Nueva Jersey a ver a los Andía. Después de desayunar con mi tía Blanca, mi tío Carlos nos lleva a tomar el bus para volver a Nueva York e irnos a Spuyten Duyvil para visitar a Gladys. Almorzamos con ella muy rico, conversamos, disfrutamos la tarde que sigue soleada. Al volver a la ciudad nuevamente vamos por zapatillas pero esta vez sí tenemos éxito, al fin. El lunes amanece lloviendo, tengo cita con Fryné, vamos a ver tiendas y vamos a comer al nook donde comemos sopita de tomate y humus. Visitamos a Gabriela de nuevo, estamos con ella la tarde hasta que nos vamos al Arthus Tavern para despedirme del jazz, pasa Patty un rato por ahí también. El martes desayunamos con Nancy en el Arte Café y como mi mamá se siente un poco cansada nos quedamos en casa hasta la tarde que voy a mi oficina a borrar mis archivos de la compu, sacar lo que me falta y entregar la llave. Después de eso vamos a McNally a la presentación del libro de Sergio, la presentación me gusta. En la noche mi mamá se siente mal y se levanta el miércoles con faringitis así que empieza su cura del limón. En la noche voy a casa de Elvira que es su cumpleaños, me encuentro con Cristina para ir juntas. El jueves seguimos en casa, el día está igualmente muy lluvioso y con truenos, mi mamá sigue con la cura de la naranja. Lo malo es que también su ojo se ha infectado, pero el descanso seguro que le hará recuperarse pronto.

lunes, 9 de enero de 2012

Sol y mar


Recibimos el año muy a gusto en casa de Dafne, con Eda, Diana, Gustavo, Omar y otros amigos, con uvas y globos amarillos. El primer día del año nos levantamos tarde, Rubén preparó chilaquiles verdes para desayunar y vimos todo el día películas en piyama. Cuando volvió el hambre preparamos pizza y brindamos con cervecita mientras veíamos la primera puesta de sol del 2012 (en la foto). Al final vimos: Moneyball con Brad Pitt que estuvo bien, Horrible Bosses (Quiero matar a mi jefe) que estuvo más o menos, Amor a distancia con Drew Barrymore que estuvo muy bien y Rio que estuvo excelente. El lunes fuimos a Gamarra a hacer compras, luego en la noche tomamos lonchecito con mi tía Martha en San Felipe porque ya se iba al día siguiente. Al regresar pasó Tabata un rato por casa y conversamos un poco. El martes almorzamos ceviche en Magdalena con Gustavo y Diana, llegó Jaime a entregar los libros de mi abuelo Miguel y luego fuimos al Centro Cultural de la Católica a ver la exposición Ficciones asiáticas y en la noche fuimos a casa de Anita en Miraflores. El miércoles nos fuimos a San Bartolo, hizo mucho calor ese día y Rubén comió el mejor ceviche de su viaje, fue de perico y lo comió en Rocío. El jueves nos quedamos también ahí para regresar el viernes en la mañana, cambiarnos e ir a almorzar chifa por el cumpleaños de mi abuelita, le entregamos el libro de mi abuelo como regalo. Pasamos un rato por casa de mi papá y en la noche fuimos al teatro a ver Crónica de una muerte anunciada de Jorge Alí Triana, basada en la novela de Gabriel García Márquez. Luego pasamos a comer un sanguchito a San Antonio y con las mismas nos fuimos al Centro Social Musical Breña donde celebramos el cumpleaños de Diana. El sábado fuimos temprano por tamalitos y humitas al mercado, luego almorzamos en Mama Lola, pasamos al artesanal por las últimas compras y estuvimos en casa con la familia y algunos amigos que fueron a despedirse de Rubén. El domingo después de un rico desayuno nos fuimos al aeropuerto. Después de dejar a Rubén nos fuimos con mi mamá a Minka. Luego del almuerzo desarmé mi arbolito y empecé a ponerme al día en los mails y organizar los días que me quedan en Lima.

martes, 18 de enero de 2011

¡¡Feliz día Lima!!


Me compré un nuevo celular porque al mío ya no le duraba nada la batería, pero fue un dolor de cabeza porque me dieron 30 minutos gratis de llamadas con el nuevo chip pero me lo quitaron porque puse el chip en otro aparato. No se molestaron en explicarme las condiciones de la promoción, pero además, ¿por qué no iba a poder ponerlo en otro aparato? En fin, así es Telefónica, una timadora. Pues para esto cuando quise quejarme mi teléfono fijo (también de telefónica) estaba malogrado. Un desastre. La próxima me compro palomas mensajeras. Retomé mis citas con Fryné, lo cual me hizo mucho bien porque no me andaba sintiendo bien y vamos a ver la posibilidad de seguir con la terapia vía skype (la modernidad, ya no ya). Vi a Gustavo y a Rodo el miércoles y estuve intentado ver a Rocío pero no se pudo. A quien sí pude ver fue a Conce que me trajo varias cosas de Unique. El viernes fui a Gamarra ha hacer compras, me compré una ropa de baño para poder hacer natación en la universidad. El sábado vinieron a hacer algunos arreglos en la casa y colgué varias cosas que había pendientes para adornar mejor el espacio. Almorcé con mi papá y en la noche fui al teatro a ver una obra en la que participó Tabata, Lunfardo (en la foto). Ahí estuvo también Dani, que acababa de llegar de Chile. Mi mamá ya se sentía mejor y se animó a ir también. Mientras esperábamos que Tabata se cambiara (lo cual demoró horas) nos pusimos a jugar con un globo y conversar de política y la gente que estaba por ahí también se acolleró a la conversación y fue divertido. Volvimos a casa acompañadas de Dani. El domingo desayunamos tarde y nos fuimos a Minka. Yo estoy manejando porque a mi mamá le han prohibido manejar, sólo en emergencias. De ahí fuimos al Gramadal pero agarramos al chef cansado, igual comimos bien. De ahí quisimos ir al cine pero había sido mucho trajín y yo me puse a ver mi serie y mi mamá se durmió temprano. El lunes fuimos a polvos por una maleta para llevarme, la que tenía no tenía rueditas y eso es un dolor de cabeza y de brazos. Almorzamos en casa, de ahí me fui a ver a Inés y Danilo que volvieron de España, ¡yupi! Y en la noche me encontré con May en Miraflores, nos tomamos un cafecito y conversamos muy a gusto. Me tomé una cervecita en honor a Lima de mis amores que cumple 476 añitos de vida. Ya estoy con un pie aquí y otro allá porque el mismo día que llego tengo una reunión y mi primera clase de español. Me han puesto en el nivel 2, lo cual me hace sentir bien pero también será bastante trabajo, porque ahí se tiene que ver varias cosas de gramática. Y pues ese día también empiezan mis clases, tengo Taller de poesía con Mariela. Así que bueno, a aprovechar los días que quedan por mi Lima bella, tan calurosa y soleada estos días que me da nostalgia.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Las brujas de Salem


Por invitación de Gustavo, a través de la Coordinadora de Derechos Humanos, fuimos a ver la obra de Las brujas de Salem en el teatro ISIL en Larcomar. La verdad voy poco al cine, así que esta ocasión no la desaprovechamos, más porque era una función gratuita. Me gustó la obra, no es lo mismo que Las brujas de Blair, por si acaso. De verdad que indigna un poco el fanatismo y la supuesta justicia ciega a la verdad. Nos dieron un librito sobre derechos humanos. Fue una linda velada nocturna. Ante además he ido con mi amiga Luz a ver 2012, por favor no vaya, es malísima, inverosímil, absurda y un vehículo más del imperialismo yanqui (¿el presidente de los estados unidos inmolado por toda la humanidad?) Pero bueno, yo disfruté la compañía de mi amiga Luz y la adrenalina porque el mundo se iba a acabar (pero ya sabemos que eso nunca ocurre).