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viernes, 20 de diciembre de 2013

De vuelta en casa

Empezó la locura de fin de año. Tuvimos unos días sin clases a razón de Thanksgiving Day, lo cual nos vino muy bien para adelantar lecturas y en algunos casos avanzar con los trabajos finales. Estuvo por New Orleans de paso Fernando, antes de volver a enrumbar hacia Lima. Una profesora de la universidad, Marilyn nos invitó a su casa, también lo hizo mi profesora de portugués y además mi profesora de inglés, pero yo fui con Marilyn porque ahí nos juntamos con mis otros compañeros. Un día antes nos juntamos en casa de Fernando y Natalia a tocar guitarra y cantar, con Esteban y Ximena que se iban de regreso a Chile. La pasamos súper bien. Finalmente oímos las primeras notas de esa viola tan querida.
Pude ir a Frenchmen, vi varios de los bares de jazz, me gustó sobre todo The Spotted Cat y Apple Barrel. Y hasta hay un lugar para bailar música latina. En mi clase de portugués tuvimos un debate entre vegetarianos y amantes de la carne, en el que cree que salimos muy bien parados (nosotros los vegetarianos). Llegó la última semana de clases y fuimos a cenar con Idelber a un restaurante de comida etíope, que estuvo muy bueno, se come con la mano. Tienen como una suerte de tortillas grandotas (enrolladas como servilletas de tela) y con eso coges el guiso para llevártelo a la boca.  Luego fue la despedida con Antonio, nos fuimos a tomar unas cervezas a Frescos con pizza incluida. Y con Yuri también tomamos unas cervezas, fue el día que murió Mandela, así que mínimo debíamos una cerveza en su honor.
En el departamento hubo un compartir por el cierre de año pero no pude ir. No me daba el tiempo para cocinar porque ese día tenía mi última clase de portugués en la mañana, así que no iba a ir con las manos vacías. Más bien asistí a la presentación que hizo Alina sobre su investigación. En arqueología lo que hacen es que organizan presentaciones a la hora del almuerzo, así que todos van con su almuerzo y mientras comen alguien presenta. Lo cual parece muy inteligente. Sólo que yo no llevé mi almuerzo, luego regresé a casa a comer. Luego de eso todo lo que quedaba en mi horizonte eran los trabajos finales. Así que eso estuve haciendo. Sólo paré para ir a la piscina un par de veces y para salir a almorzar con Alina, con Kyle y con Adam en distintas oportunidades.
Entregué primero mi trabajo sobre Claudia Hernández. Luego tuvimos el examen en el aula que nos tomó Antonio. Estudié con Rachel y Melissa unos días antes, nos juntamos a repasar los artículos. Y hasta el último día estuve revisando mi trabajo sobre el cuerpo en Borges y la comparación entre Isabel Moncada y Emma Zunz para literatura mexicana. Finalmente envié el de Borges el domingo en la noche y el otro el lunes en la mañana, antes de pedir mi taxi para el aeropuerto. 
El vuelo estuvo bien y pude descansar un poco, aunque tuvimos un retraso como de media hora que en Lima se alargó con el paso por migración y las maletas. Pero llegué sana, salva, cansada pero contenta. Aquí había un clima inmejorable, fresco y soleado (en la foto). He recibido ya dos bonitos regalos, una pulserita de guayruros y un inmenso arreglo floral.
Milagrosamente fui a hacer mi trámite al JNE para que me exoneren de la multa por no votar ni presentarme como miembro de mesa y aunque se tardó, al final el mismo día me dieron mi constancia de exoneración y me pusieron el holograma, así que misión cumplida.
Fui al cine a ver Gravity de Alfonso Cuarón, que me gustó mucho. Luego vi Del lado del corazón, el documental sobre la izquierda peruana que también me gustó y sobre todo me ilustró de un periodo que conocía poco de la historia del Perú. Ahora sé por ejemplo que nací el mismo año que fue el paro nacional.
Para clase, la última novela que leí fue Teoría de las catástrofes de Tryno Maldonado que me gustó pero hacia el final a su vez se me hizo problemática en términos de verosimilitud. En el avión leí Señales que precederán al fin del mundo de Yuri Herrera, muy buena. Y ahora estoy leyendo Evocación, que son las memorias de Aleida March, la esposa del Che Guevara. 

viernes, 15 de febrero de 2013

La tierra de mi abuela: Atico

Llegamos a Atico ya de noche y después de dejar a mi tía Mercedes en su casa nos fuimos a Peña Pietra (en la foto) a dejar las cosas que había enviado mi tía Nora por adelantado en la camioneta que rentó mi tío Pancho. Así que llegamos de noche al campamento, ahí vi a mis primos y a Ema que había salido ese día en la mañana. El mar se veía bravo a esa hora. Nosotras volvimos a Atico y nos hospedamos en el hotel Vista al mar, muy bueno y cómodo. A la mañana siguiente salimos temprano a comprar los pasajes de regreso para Lima y a desayunar con mi tía Mercedes, luego fuimos a la chacra a recoger higos pero no habían muchos. Volvimos caminando y el sol me hizo daño porque quemaba mucho, así que me dio dolor de cabeza. Mi papá se compró unos aquashoes de emergencia y de ahí fuimos a entregar la habitación. Esperamos a mi tío Peruco que llegó atrasado pero nos llevó a Peña Pietra justo cuando acababa de llegar mi tía Nora con toda la tropa, así que la ayudamos a poner su campamento. Yo estuve cuidando a mi sobrino Gustavito mientras tanto. Ese día dormimos en la carpa que habían llevado Alexis y Joel que era enanita, así que estábamos que ni nos podíamos mover pero igual pudimos descansar. Todo el domingo estuvimos ahí, nos metimos las tres veces de rigor a la poza, a las 7am, a las 12 y a las 5pm, fuera de esas horas el sol quema como bestia. Nos mojaron porque eran carnavales. Llegó una amiga de mi mamá llamada Blanca que nos dio lugar en su campamento, pero esa noche igual dormimos en nuestra carpita porque era muy tarde para armar otra. El lunes fuimos a Atico a recoger la maleta que dejamos encargada en el hotel y a hacer compras para dejarle a mi tía Nora. El martes estuvimos todo el día disfrutando de la playa y de la vista y de la compañía de la familia. El agua en Atico es helada pero requete helada, seguro que por eso también muy saludable. Y el sol es recontra fuerte, así que hay que andar con cuidado, yo igual me quemé un poco y eso que no estuve tomando sol. En fin, todos nos esperan el próximo año por allá también, a ver si se concreta. Me dio mucho gusto poder compartir con mis tíos en estos días, fue un bonito reencuentro con la familia después de haber perdido otra familia que yo tenía.