jueves, 13 de octubre de 2011

Montreal


El jueves me voy con mi maleta ya lista para la universidad, voy a la clase de conversación en inglés, el grupo me gusta, la dinámica es diferente que los martes, nos dan una escena que hay que representar, plagada de jerga que se usa mucho, aprendemos el significado de las palabras, luego conversamos de diferentes temas, el tema de ese día es a dónde iremos en el fin de semana largo. Al final la profesora nos deja una tarea de repaso. Dicto mi clase, me gusta mucho mi grupo de alumnos, todos son muy buenos, excepto por un par que a veces se pasa demasiado al inglés, la mayoría estudian y no dan problema, son simpáticos. Luego me quedo avanzando algunos pendientes y tenemos la reunión para definir el tema de tesis. Decido presentar la propuesta del conjunto de cuentos, luego voy para la estación, compro la almohada del cuello que me sirve mucho porque el viaje es largo y cansado, se hacen muchas paradas, una de quince minutos en no sé dónde, luego una en Albany para cambiar de bus y luego en la frontera. Llego a la estación y ahí mismo está Kathy, así que vamos a su casa, me baño y me cambio, tomo algo ligero de desayuno y con las mismas volvemos a salir. La red de metro es muy corta, así que para todos los destinos tenemos que caminar, tomar bus y luego el metro. Pasamos al banco a cambiar dinero y luego vamos a visitar el Lago de los Castores, que me encanta porque las hojas están ya naranjas (en la foto). Luego paramos en el mirador para ver toda la ciudad, se ve mucho verde y mucha agua porque resulta que Montreal es una isla, justo mis dos cosas favoritas, agua y verde (lo que falta es el calor). Luego vamos al centro de la ciudad, ahí almorzamos en el restaurante de Celin Dion llamado Nikel's, que es bien americano, parece el set de Happy Days. Pruebo el putín, que es la comida típica, consiste en papas fritas con queso derretido y salsa BBQ, nada espectacular, de hecho creo que la salsa no le sienta nada bien a las papas. Me tomo un café que me estoy muriendo de sueño. Luego entramos a algunas librerías, busco libros para mis hermanos en francés, los tengo muy presentes al ver todo en un idioma que sé ellos manejan mucho mejor que yo, mejor dicho, que ellos sí saben y yo no. En la ciudad lo más raro es que hay mendigos con perros muy finos, uno no sabe si piden dinero para ellos o para los perros. También se escucha a varias personas hablar en castellano, algunos meseros o dependientes, quizá por la política de migración de Canadá que a diferencia de Estados Unidos, está invitando a la gente a ir para allá, con las problemáticas y ventajas que eso genera, por ejemplo hay mucha gente árabe que parece quieren imponer una visión mucho más conservadora y religiosa de la que existe en la ciudad. Tengo que practicar un poco mi francés y sí recuerdo muchas cosas, hasta entiendo cuando hablan, pero estoy lejos de recuperar lo que alguna vez aprendí. Luego vamos al Viejo Puerto, ahí paseamos mucho, tomamos fotos, caminamos, para cuando llega Ernesto a reunirse con nosotras ya estamos agotadas. Vamos a casa, los acompaño a tomar lonche y me voy a dormir que estoy exhausta. Al día siguiente nos vamos en la mañana a hacer compras a un centro comercial, Ernesto compra ropa y Kathy y yo paseamos por las tiendas, entramos a una tienda de lavanda muy buena, la lavanda es un producto típico de la zona, así que encuentro varias cosas bonitas. Encuentro también una librería barata. De ahí nos vamos al Oratorio de San José, que está en una colina, vemos gente subiendo de rodillas, en una ciudad que no es muy religiosa es impresionante. Luego pasamos a hacer algunas compras y por un vino y comemos en casa una pasta. Estamos ya muy cansados para salir otra vez, como dije el transporte es bien agotador por tener que estar cambiando de uno a otro. Nos quedamos viendo una película, una comedia llamada Never Again de Eric Schaeffer (2001). Luego a la cama que hay que madrugar, al día siguiente salimos muy temprano para un tour a Mont Tremblant. La primera parada es en el Lago de Agata, donde paseamos en barco, luego tomamos un café y hacemos una caminata mientras el resto del tour almuerza a las 11am. La mayor parte del tour es de chinitos con niños, quizá por eso lo hacen. El pueblo es pequeño y tranquilo, Kathy y Ernesto se comen una Cola de castor que es un postre, yo no puedo comer tanta azúcar tan temprano. De ahí llegamos a Mont Tremblant, paseamos por el pueblo que es pequeño y bien pintoresco, las casas son de colores y se ven las colinas llenas de árboles naranjas. Hay un lago cerca pero la principal atracción son las colinas que en invierno se llenan de nieve y se puede esquiar ahí. Subimos en el teleférico y la vista es impresionante. Al regresar, como no hemos comido nos vamos a Les 3 Brasseurs y comemos una pizza muy rica y yo pruebo la cerveza blanca que resulta mi favorita. Llegamos a casa a media noche para caer rendidos. El lunes pasa por casa Françoise, amigo de Kathy. Luego de desayunar nos lleva a recoger manzanas en el campo, es bonita la experiencia y me gusta nuevamente disfrutar del paisaje y el contacto con la naturaleza. Pasamos a hacer compras y llegamos a casa a comer. Françoise hace una ensalada deliciosa con arándanos y manzana y eso que a mí no me gusta usualmente la ensalada dulce, esta me encanta, la acompañamos con pescado y arroz. Luego de eso estamos muy cansados para salir, así que vemos otra película, Wimbledon de Richard Loncraine (2004), con Kirsten Dunst y Paul Bettany, me encanta, la disfruto mucho, es una película romántica pero me distrae y me relaja. Luego otra vez a la cama. El martes Ernesto tiene que trabajar así que se va temprano, Kathy y yo desayunamos y nos vamos a la Biósfera, me encanta, hacemos el recorrido del museo, nos dan una clase sobre la polinización , luego visitamos otras exposiciones, una de ropa ecológica, visitamos la casa solar que tienen ahí y otras salas. Queremos volver a comer pero nos vamos directo al Museo de Bellas Artes, es gratis ese día, lo recorremos casi todo, terminamos muy cansadas. Comemos algo rápido y regresamos a casa para recoger a Ernesto y pasar a la exposición de linternas chinas en el Jardín Botánico. Es fabuloso el espectáculo, hay mucha gente haciendo cola, lo cual es raro en la ciudad, pero vale la pena. Lo malo es que justo ese día hace bastante frío y hacemos una fila de al menos media hora y luego una caminata de una hora por la instalación, así que termino un poquito congelada. Lo hacen sobre un lago y se ve muy lindo. Nos da tiempo a las justas para volver a casa por mi maleta y volver a salir hacia la estación de buses, me dejan y se van, con la promesa de su visita a Nueva York pronto. Yo tomo el bus, hago las tres paradas de rigor y esta vez la almohada de cuello no me sirve mucho, termino adolorida. LLego a las ocho de la mañana, descanso un rato, luego me baño y me cambio para ir a mi hora de asesoría en la oficina, avanzo algunos pendientes, voy a clase de performance y luego cancelo mi cita con Manuel y con mi alumno porque estoy literalmente exhausta, cayéndome de sueño. Voy a casa a dormir. Me despierto como a las siete para avanzar algo en la compu y luego me vuelvo a dormir. El jueves voy temprano a la oficina, paso a mi clase de inglés, luego avanzo algunos pendientes, dicto mi clase, siempre estoy nerviosa antes de ir pero la disfruto mucho. En la noche hay evento en el King sobre traducción que me parece excelente, también va Rosana que está en la ciudad en ese momento, conversamos un rato, es bueno verla. Regreso a casa un poco más relajada, necesito inspiración para retomar la escritura que tengo que entregar mi texto el lunes, otra vez.

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