martes, 17 de noviembre de 2009

De vuelta a san marcos


Regreso a San Marcos después de dos años, me desanima de entrada el puente y todo el armatoste que significa. Entro por Venezuela y me pierdo, no hay señalización, no se sabe por dónde ir, vuelvo a la entrada, el guachimán me explica, regreso, encuentro una rampita chiquita por la que se llega a la pista, sigo a un carro y llego a Metalurgia, ni siquiera conocía esa facultad, me regreso y finalmente logro llegar hasta derecho donde estaciono. El grupo del celit muy amables y atentos, tenemos una cálida conversación que filman (¡y yo con una ojerotas por mis días de imsomnio!), en el café de Física, aunque yo tomo jugo de naranja. Me alegra que Violeta esté acompañándonos también. Aprovecho de pasar donde Mary, que está igualita, saco unas copias, a ver hasta cuándo regresaré me pregunta, cuando terminen el puente y todo esté menos caótico, uff, hasta cuándo será eso me dice, es San marcos. Me apena que haya poca gente en la semana de literatura, al menos en ese horario porque se cruza con las clases (quizá hubiera sido bueno hablar con los profes para que den tiempo de su clase, quizá no han querido darlo), especialmente por todo lo que implica la organización y el esfuerzo que han hecho los chicos y chicas en que todo salga bien. Hay arreglos florales en el 1B, afiches, al final bocaditos y todo, ¡eso no se pensaba en mi época de estudiante! Lizzette nos dice que las personas que fueron son de primer año, eso me anima. De todos modos, salgo satisfecha, algo se va haciendo así poco a poco. Les he dejado varias revistas Dedo Crítico para cada uno de los integrantes del celit (en el tiempo transcurrido ya no las conocen), también otras de infame turba, los folletos con el índice de todas las revistas y además un juego de lo mismo para la biblioteca del celit en el que también incluí mi libro, Sábadopm. De otro lado les saco una copia del texto de Joanna Russ que lamentablemente sólo está en inglés, How to supress women's writting (es un título irónico por supuesto), a alguien que sepa el idioma le podrá ser de utilidad. En fin, me voy dándome cuenta cómo ha pasado el tiempo, recordando vagamente la que fui entonces cuando yo estaba en las aulas y organizábamos actividades literarias, aquellos tiempos que ya no volverán.

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