domingo, 16 de agosto de 2009

13 festival de cine latinoamericano


Realmente este año la selección ha sido superior a otras versiones, al menos a las últimas que yo he asistido en el que el nivel de las películas había disminuido porque podías encontrar algunas buenísimas, y otras pésimas. Realmente la elección debió estar muy difícil porque todas me gustaron muchísimo. Empecé con una película española que no estaba en competencia pero era parte de las proyecciones especiales, se llamaba El patio de mi cárcel (2008), de Belén Macías. Trataba de varias mujeres en una prisión, pero principalmente de una, Isa. Todas las demás fueron de la selección de películas de ficción en competencia. Empecé con Los paranoicos, ópera prima de Gabriel Medina, el actor Daniel Hendler ganó el premio a mejor actor. Es una historia al parecer minimalista, en la que pocas cosas trascendentales suceden pero a la vez se da una revolución en la vida de los personajes, divertida, con un ritmo pausado, pero bien llevada, con algunos personas mejor desarrollados que otros. La colombiana Los viajes del viento de Ciro Guerra me pareció maravillosa, es la travesía de un músico por parajes bellísimos donde oyes el ruido el agua y del viento al son del vallenato, las actuaciones excelentes, con un final abierto como el paisaje. La nana, película Chilena de Sebastián Silva conjugó tanto el premio de la crítica como del público, algo que pocas veces ocurre. Una historia muy bien llevada sobre Raquel, la eterna empleada de una casa adinerada, sus contradicciones, la transformación de una personalidad neurótica y conflictiva en pacífica y sociable. Gasolina también impactante por la simplicidad de la trama y la crudeza de lo narrado, transcurre en Guatemala, al seguir los pasos de tres jóvenes delincuentes. La buena vida, de Andrés Wood, también chilena, muy interesante, utiliza el recurso de las historias fragmentadas que se entrelazan, con cuatro historias bien llevadas de las cuales una cojea por la falta de profundidad en el personaje (la mujer enferma de sida). El cuerno de la abundancia, una película cubana de Juan Carlos Tabío es divertidísima, con la maestría para llevar lo tragicómico de manera intensa. Y finalmente El niño pez, quizá no fue la mejor manera de terminar el festival, no porque sea mala, es una película argentina de Lucía Puenzo, la historia es bastante buena, aunque creo que tiene algunos momentos inverosímiles como el rescate de Ailín, sin embargo narra una historia durísima, la esclavitud sexual y la prostitución forzada de mujeres encarceladas por parte del mismo cuerpo policial, yo no sabía que eso ocurría y parece ser que es algo común, me hizo sentir adolorida, por la forma en que la opresión de la mujer, la sujeción de su cuerpo y de su ser encuentra siempre formas de perpetuarse. El lado positivo era el amor entre Ailín y Lala, aunque me gusta mucho más la actuación de Ailín, una mujer por lo demás guapísima, pero cuyos móviles no terminan de entenderse, su sumisión al uso sexual y sobre todo la tragedia en la que se convierte su amor creo que es excesiva. El amor es siempre una tragedia, en ciertas circunstancias, sobre todo cuando no se respetan los parámetros heterosexuales, pero las otras implicaciones de ese afecto me parece que no necesariamente se justifican, o al menos yo tengo la sensación que era una tragedia evitable y eso me deprime. Ganó Magaly Solier por mejor actriz en La teta asustada pero no la pude ver porque la pasaron sólo un día en la católica, espero que la repongan. Poca gente en el cine de plaza san miguel, en las funciones de la noche hubo más afluencia, aunque sin llegar a llenar la sala como ocurría algunos años atrás. Termino contenta por lo visto, esperando que sigan pasando a lo largo del año algunas que no alcancé a ver pero también triste porque se va el festival y hay que esperar un año más para ver buen cine de manera sistemática en este país.

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