domingo, 6 de noviembre de 2011

Pablito clavó un pianito


El lunes voy a la universidad en la mañana, me reuno con Jill para contarle sobre lo que quiero trabajar para el ensayo final del curso, luego tengo mi clase de español. En la noche clase con Diamela de la que salimos relativamente temprano porque faltan dos compañeros, pero igual me demoro un montón en llegar a casa porque está el desfile de Halloween y cierran los metros que me quedan más cerca. Así que tengo que alejarme para tomar el metro, es difícil caminar porque hay muchísima gente. Me da una sensación rara, algunos disfraces son muy agresivos (mujeres con vestidos de novia ensangrentados), la gente grita y me impaciento. Estoy muy cansada y solo quiero llegar a casa. El martes voy a mi clase de inglés, de ahí avanzamos algunas cosas de la revista con Rossy, dicto mi clase de español y luego voy a clase de yoga. El miércoles voy temprano para atender a algunos alumnos, luego me reuno con Sergio para hablar sobre mi proyecto de tesis, hablamos de los pro y los contra de cada opción, pero pues tengo que tomar yo una decisión y pronto. Voy a mi clase de performance y luego con Manuel, después de varias semanas que no hablamos en inglés. En la noche pasan el documental Señorita extraviada pero no me siento con ánimos de volverlo a ver, aunque me hubiera gustado estar en el diálogo con la directora. El jueves voy a mi clase de inglés después de faltar como dos semanas, va bastante gente, dicto clase de español y voy al yoga, esta vez con Jesse, me gusta mucho su clase, es mucho más tranquila y relajada. En la noche es la conversación entre Diamela Eltit y Jean Franco, saludo a Jean pensando que quizá no me reconozca pero sí lo hace, es amable. La discusión me gusta mucho, aunque creo que mucha gente esperaba algo más teórico. El viernes me levanto tarde, cuando voy en el metro me encuentro con Mema, así de pura casualidad, intercambiamos datos para comunicarnos, aunque sé que hay pocas opciones de hacer algo juntas porque ella debe pasar tiempo con su anfitriona, igual es una gran casualidad toparse así de la nada. Luego me encuentro con Alicia para almorzar, tomarnos un cafecito y conversar. Me quedo trabajando hasta que voy a McNally al homenaje a Pablo Guevara. Participan Roger Santibañez y Odi Gonzalez. Lo organiza Zach, que ha traducido el libro Hospital de Pablo al inglés. No sabía la cercana relación que tanto Odi como Roger narran haber tenido con Pablo. Me gustan mucho las semblanzas que comparten con el público. Recuerdo yo misma a Pablo, en el taller de poesía, cuando pasábamos tres horas en tardes calurosas en las aulas de san marcos, un poco desubicados todos y lamento no haber aprovechado mejor su presencia, su conocimiento. No logro saber qué no funcionaba para mí en ese momento, quizá solo la juventud. Ahora en los talleres hay dinámicas diferentes que me estimulan mucho, pero creo que en ese momento no lograron acercarme más a la literatura, no más de lo que yo ya estaba cerca. El sábado llamo a mi mamá, luego vamos al Museo de Brooklyn con Nadia, es una odisea llegar porque no están corriendo los metros de la línea roja. Al final llegamos al otro lado de Prospect Park y caminamos aprovechando el día soleado, pero para cuando llegamos al museo ya es tarde. Ahí nos espera Angélica, comemos algo en la cafetería (que no es muy buena). Vemos un performance, 400 year of Grrr, que creo no entiendo del todo, trata de la discriminación hacia los afrodescendientes, pero en varias oportunidades la gente ríe y yo no entiendo el por qué. Luego las llevo a ver The Dinner Party de Judy Chicago que veo cada vez que voy (es insoslayable). Nos quedamos a escuchar al DJ que me gusta pero luego de un rato me desespera un poco no escuchar una canción completa y ninguna en castellano, pero la pasamos bien. Es divertido estar desacralizando un espacio que siempre invita a tanta solemnidad. Hay niños y personas de todas las edades divirtiéndose, me parece tan saludable. Regresamos a casa, también con dificultades con los metros, ahora nos enredamos en la línea verde, pero logramos llegar sin tanta complicación. El domingo hablo con mi mamá un rato, me quedo en casa, en la tarde voy a un concierto de música clásica al que me invitó Marguerite, lo disfruto mucho, recuerdo la época en la que solía tocar piano y me pregunto si todavía podré leer las partituras. La semana ha estado en general soleada aunque ya se siente el airecito frío en la nariz y en las orejas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario