lunes, 22 de noviembre de 2010

Una fiesta


El lunes en la tarde había un diálogo entre Sylvia Molloy y Diamela Eltit organizado por el programa. Antes de eso me encuentro con Manuel para nuestra conversación semanal en inglés. Es el problema, que entras a un café y la calefacción está tan alta que te sancochas, sales y te mueres de frío. Como estaba muy cansada acabando eso me fui a casa y a las 7pm ya estaba dormida. El martes me levanté temprano me puse a trabajar, leer, nuevamente la rutina. Tuve clase con Sergio y con Diamela. El miércoles se supone que tenía que hacer la matrícula para el próximo semestre pero se postergó porque se está consultando la posibilidad de que todos llevemos el taller con Muñoz Molina, además del curso de seminario que nos toca a los de primero. Intento ir al cine, sólo está la de Woody Allen, Conocerás un extraño de pelo negro (luego la comento). El jueves es cumpleaños de Inés, la llamo para saludarla en la mañana pero no la encuentro, así que la llamo en la noche. En la noche se presenta Edmundo Paz Soldán en el King Center, está intersante la conversación. De ahí viene el coctél. El viernes hago compras en la mañana, en la tarde hay otra presentación de Paz Soldán pero sólo para los de la maestría, ésta estuvo mucho más amena y divertida. Luego en el King Center pasan la película El cuarto de Leo. Ahí me encuentro a Claudia Salazar. La película me encanta (también la comento luego). Llegando hablo un rato con Rocío y con mi mamá. El sábado avanzo bastante en mi texto, el que tengo que presentar el martes. En la noche me animo a ir a una fiesta, mi primera fiesta, en casa de una chica peruana que es amiga de Paty y se llama Cathya. Voy con Stalin que también es amigo de Paty, él es colombiano. Como no hay mucha gente, con otro amigo peruano de ella nos vamos a un bar llamado Cañas donde se baila. Es chiquito y todo el mundo está parado apretado, así que bailas o bailas. Me sorprende que ponen tecnocumbia, una canción de Ráfaga. ¡Somos internacionales! Pero la verdad creo que paso más tiempo en el metro de ida y de vuelta que en la fiesta en sí misma. El domingo la inspiración no me llega, me la paso durmiendo. Veo a Mikaela un rato, paseamos por el borde del Río Hudson, vemos el ocaso (en la foto), pero hace frío. Vuelvo a casa, leo un poco, sigo trabajando en el texto del que siento muchas dudas. Empiezo mi primera novela en inglés The Ballad of the Sad Café de Carson MacCullers, está muy bien, entiendo bastante. El lunes felizmente está cálido el día, parece que el invierno no quiere llegar.

2 comentarios:

  1. bueno mas que comentar es felicitarte es imprecionante como escribes e estado siguiendo alguna de tus publicaciones y son muy buenas.
    cuidate mucho es un placer leer lo ue escribes

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  2. Muchas gracias Pietro. Me alegra mucho tu comentario. Me viene justo en el momento preciso. Un abrazo

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