sábado, 19 de septiembre de 2009

Tarata y Salió del clóset


El jueves fui a ver con mi amiga Luz la nueva película peruana, Tarata. Había tenido una amplia difusión y tratándose de un tema sensible para la sociedad peruana pensé que el cine estaría lleno. Pero llegamos a la misma hora de inicio de la película, encontramos entradas y buenos lugares frente a la pantalla. Luego entendí por qué había tan poca gente. El primer error de la película, que salta a la vista desde una de las primeras escenas es haber elegido a Gisella Valcárcel como protagonista. Gisella Valcárcel es una conocida animadora de televisión que de actriz no tiene absolutamente nada. Este error es notorio porque su personaje debería condensar mucho del efecto dramático de la obra, los conflictos interiores y los conflictos sociales reflejados en su persona. El segundo grave error es el guión, una historia que hace agua en muchos momentos, como por ejemplo la cantidad de personajes planos y con móviles incomprensibles, así como la caída del padre de la manera más tonta posible, pues aún una supuesta locura no lo justifica de la estupidez. En tercer lugar, me parece que se ha perdido una gran oportunidad de volver a poner en la mesa los conflictos que llevaron a la terrible guerra interna que vivió el Perú, vagamente esbozados en la película por el racismo y el clasismo, la discriminación en suma que se hace manifiesta entre señora de casa y sirvienta. Pero hay muchos más elementos en juego que ni el guión, ni las actuaciones, logran profundizar. Así que finalmente, a los veinte minutos de empezada la película, toda la sala quería desaparecer de la vista a Claudia, el personaje que encarna Gisella, porque además de la representación simplona y poco creíble, es la perfecta mujer histérica y autoritaria que no escucha a los demás y que resuelve todo con un grito, ese tipo de personajes que a los guionistas les gusta tanto construir, no sé si por la facilidad de echar mano de lo ya repetido hasta el cansancio o por la imposibilidad mental de concebir mujeres que no caigan en ese cliché. Sin duda que esta película es un paso atrás en el cine peruano, el cual apesar de su poca oferta ha contado con algunos títulos interesantes, que salvando los posibles cuestionamientos, han rescatado conflictos latentes en la sociedad peruana, como Días de Santiago, Madeinusa y La teta asustada (que lamento no haber comentado aún porque no la he visto).

El viernes, quizá para compensar, fui con Rodo a ver una película española, se trata de la comedia Sin tabú salió del clóset. Un guión sencillo pero hilarante, muy bien llevado, con actuaciones precisas te hacen reír de principio a fin y saca a la luz un hecho evidente que pasa desapercibido, ¿es que no existe ningún jugador de fútbol gay?, es posible que los haya, ¿pero alguno se atrevería a hacerlo público? Reflexiona de manera graciosa sobre todas las implicancias que existen alrededor de la sexualidad y sobre los troqueles mentales que siguen existiendo en relación con el afecto y el amor entre personas del mismos sexo; con diálogos inteligentes, personajes sólidos y una puesta impecable. Quizá aquí también habría que reprocharle cierta inclinación a perfilar al gay como la fémina histérica, nuevamente reforzando patrones aprendidos al tiempo que se busca ponerlos en cuestión. Seguro que dada la primacía norteamericana de nuestras salas, esta película es una excepción y no durará mucho en cartelera, así que corran, vuelen a verla. En la foto, algunos de los actores.

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