sábado, 12 de febrero de 2011

Gato Barbieri es


El sábado me quedé en casa todo el día. Me invitaron a una fiesta en Long Island, pero para las 4pm que tendría que haber salido (es un trayecto de dos horas hasta llegar allá) pues no había ni abierto el archivo de mi novela, así que fiel al castigo me quedo en casa. El domingo me levanto tarde, desayuno, avanzo algunas cosas y como me doy cuenta de mi improductividad me voy a visitar a Rossy me que invitó a almorzar. Así que llego, paseamos por el malecón, se ve el río Hudson justo en frente de Manhattan, nos tomamos fotos. Lo malo es que en el bus pierdo el estuche de mis lentes (penita). Comemos muy rico, a la mexicana y loreamos y tomamos cervecitas, todo muy bien y muy agusto. Cuando anochece me voy a casa, llego cansada así que leo un poco, alisto mis cosas y me duermo. El lunes voy temprano a la piscina, hablo con Tirso sobre algunas cosas de clase, de ahí con Antonio Muñoz Molina que es muy amable y tenemos una agradable conversación en la que hablamos de Manolito Gafotas y de mi novela, al punto que se ofrece a hacer una lectura de mis textos. Yo feliz, pero tengo que avanzar para poder entregarle algo más o menos decente. La sola conversación me ayuda a aclarar algunas ideas. Regreso a mi oficina y termino algunos pendientes. De ahí me voy a casa a almorzar, regreso para encontrarme con Sergio un rato y luego con un alumno de mi clase de español. Vuelvo a casa cansada, llamo a Inés pero no la encuentro. El martes voy a mi clase, me quedo ahí hasta las 3 en que tomo café con Juanita y luego con Manuel, retomando nuestras conversaciones en inglés. Hablo con Rosa que ya está en El Paso, llegó bien y emocionada. Voy a clase con Mariela, regreso a casa para meterme al sobre. Como el lunes me moría de calor decido ir con menos ropa y luego me llega el pronóstico de que quizá llueva y felizmente no llueve pero sí hace muuuucho frío. El miércoles llevo mi saco otra vez pero hace todavía más frío y por dentro no llevo tanta ropa, ¡nunca le acierto! Tomo examen y corrijo inmediatamente. Llega Rossy para el cafecito, nos ponemos a conversar y de ahí saco algunos libros de la biblioteca. Vamos a clase con Muñoz Molina. Al salir acompaño a Rossy a ver un depa, que no está muy bien y sí caminamos bastante, ambas congeladas. Al regreso queremos tomar la línea B pero llegamos a una estación que sólo tiene dirección downton, eso sí que es nuevo, así que terminamos caminando hasta la misma estación de siempre. ¡Más vale estación conocida que estación por conocer! El jueves voy a la piscina y al pasar por el Blue Note, me entero de que está presentándose el Gato Barbieri. Me quedo avanzando hasta que es el taller de impuesto, pero me confunde más de lo que me aclara. Así que voy a casa, almuerzo y me pongo a leer atentamente lo que dice. Según esto sólo necesito esperar a que se habilite un programa en la página de estudiantes internacionales así que postpongo mi angustia hasta entonces. Voy a Fairway a hacer compras. De ahí voy para la universidad, estoy distraída y me voy uptown, como si estuviera allá, así que me enredo un poco con el metro y llego justo a tiempo para conseguir dos asientos en el auditorio del King Juan Carlos donde se presenta la revista Granta dedicada a jóvenes narradores en español. Sale un poco caótica la presentación pero igual muy interesante. Lo malo que al salir de la segunda mesa, los que se fueron luego de la primera ya se comieron todo el buffette. Regreso a casa cansada. Me levanto el viernes con sueño, voy a mi clase. Creo que no soy muy buena profesora porque no entiendo bien las reglas gramaticales, pero sí sé usarlas. Este día voy demasiado abrigada y me muero de calor. Preparo mi clase, hago lecturas y ya me estoy durmiendo, así que llega Rossy para el café. Ella dicta su clase y yo voy al encuentro con las narradoras españolas: Elvira Navarro, Elena Medel y Nere Basabe, que resulta súper interesante. De ahí decidimos ir ese mismo día a ver al Gato Barbieri porque para el sábado ya está todo vendido. Nos sale caro pero la pásamos súper, al final toca Europa, aunque en otro arreglo distinto a mi cassette. Me encantó el Gato aunque se le ve bastante mayor, caminando despacito y con ese movimiento de la boca como involuntario que hacen los viejitos. Pero cuando toca el saxo es fabuloso. Llego a casa cansada pero feliz y me voy a dormir. El sábado me levanto sin ganas para ir a las conferencias sobre Body and State en The New School. Rossy no va porque su esposo le cayó de sorpresa, lo cual me alegra mucho. Así que voy solita, al salir se me cierra fuerte la puerta y me voy con el miedo de que se quedó trabada y no podré abrir. Las exposiciones bien, pero en la mañana estoy todavía cansada y sin café. Está Thomas Laqueur pero no habla de género, lo cual me decepciona un poco. Quizá hubiera sido mejor si entendiera mejor el inglés, sé que muchas cosas se me pasan. Voy a Whole Food y compro sushi, no encuentro el pan de manzana que ando buscando. Me tomo mi café y regreso a las conferencias de la tarde. Ya empiezan las rebajas de invierno y hay varias tiendas con descuento. La sesión de la tarde me gusta más (o será que entiendo más y estoy más despierta). Regreso a casa y felizmente tienen una copia de la cerradura que sí se puso sola.

1 comentario:

  1. Sos una GENIA.. que puedas hablar con Antonio Muñoz Molina, del cual ya he leído El invierno en Lisboa y Ventanas de Manhattan (uno de los mejores libros, lejos)y poder estar en un concierto del Gato me dejó sin palabras. Deben ser los beneficios de New York (estoy seguro que es por eso que me gusta tanto la ciudad). En fin, te tengo una envidia sana bárbara haha.. Saludos

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