domingo, 6 de diciembre de 2009

Yo amo mi vulva


Finalmente pude ir a la presentación del libro Yo amo mi vulva, cuya primera presentación fue en Ksa Tomasa cuando estaba en Quito. Ahora fue en la feria del libro, dijeron que era en el auditorio grande pero fue en un auditorio pequeño que estuvo lleno. Se combinaron las palabras, con música y con pintura, con intervenciones del público. Como ya he leído el libro puedo comentar que es impresionante ver tantas vulvas juntas, me costó al principio enfrentarme al libro, ver lo distintas que pueden ser las vulvas entre sí y sobre todo verlas a página completa. El libro trata de evidenciar justamente esa zona tan marginada, tan oculta del cuerpo de la mujer y tan importante para el placer, para la autoestima, para conocer el propio cuerpo. Los testimonios son, algunos, muy intesos, tristes, porque dan cuenta de la discriminación que siguen padeciendo las mujeres de parte de los médicos y los servidores de salud que se sienten con autoridad de nombrar sobre su sexualidad, de mofarse por su vida sexual, de opinar sobre ella. También otras experiencias de gozo en el libro son un estímulo, una invitación para relacionarse con el propio gozo. Quise reflexionar sobre la posibilidad de que leer el libro en público podría causar malestar y que era mejor tapar las imágenes. Estoy en contra porque la imagen degradada de la mujer como objeto sexual está en todos los periódicos, serios y no serios, en revistas, suplementos, folletos, catálogos y nadie está preocupada por ocultarla, y también es vista por niños, niñas, grandes, chicos, etc.; en cambio, nuevamente, se busca invisibilizar y ocultar imágenes que buscan una interioridad, una particularidad, de manera artística y seria, a diferencia de las imágenes mediatizadas y divulgadas de la mujer como objeto sexual, en el que potos y tetas son el pan de cada día. Celebro mucho el libro y también el diálogo y la reacción del público ante el mismo, confío en que romperá tabúes y quizá abra algunas mentes también, de mujeres y de hombres. Fue muy simpático que al final se adaptara la canción "Guantanamera" con la letra "yo amo mi vulva, es que yo amo mi vulva" y luego "yo amo tu vulva, es que yo amo tu vulva" y que todo el auditorio terminara cantando.

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